Tras un litigio de doce años por su propiedad la Biblioteca
Nacional de Israel expuso hoy cientos de
cartas, diarios, cuadernos, bocetos y escritos a mano del autor, que llegaron
en julio desde Zúrich, guardados en 70 carpetas del archivo de su amigo Max
Brod, a quien legó sus papeles para que los quemara, informó la agencia de
noticias EFE.
Brod no los destruyó, viajó con esos
documentos a Palestina en 1939, editó cerca del 99 por ciento de ese material y
lo publicó.
Lo interesante es que a partir de ahora podrán verse “los escritos originales
de Kafka, sin edición”, dijo Stefan Litt, responsable de ese archivo. “Y
observar su escritura a mano, o como repartía el texto entre sus páginas”,
agregó.
Esos documentos “próximamente serán
difundidos en internet”, agregó el director del centro bibliotecario, David
Blumberg.
Entre estos hay “un cuaderno con textos lógicos, textos cortos y cartas en
hebreo que enviaba a su profesor de idioma, una faceta hasta ahora desatendida”
destacó Litt, porque si bien se sabía que el novelista estudió hebreo desde
1917, se desconocía si podía escribirlo con soltura.
Otro hallazgo interesante son algunos dibujos hechos por Kafka, a los que se
sumó “un cuaderno inédito con garabatos y esbozos de figuras humanas y
situaciones humorísticas, recopilados en una libreta hasta ahora desconocida”,
remarcó el investigador.
En los archivos guardados hasta hace poco en una caja de seguridad del banco suizo
UBS hay tres versiones de “Preparativos de una Boda en el Campo”, una historia
en la que el autor de “El proceso”, “Carta al padre” y “La metamorfosis”
trabajó entre 1907 y 1909 pero que nunca terminó, aunque fuera publicada con
correcciones tras su muerte.
También destacan los apuntes autobiográficos de Kafka, con memorias sobre su
infancia: “Entre los alumnos que estudiaban conmigo, yo era tonto, pero no el
más tonto”, escribió en 1909 quien resultó uno de los autores más influyentes
de la literatura universal, con una obra plena de temas y arquetipos sobre la
alienación, la brutalidad física y psicológica, los conflictos entre padres e
hijos y los laberintos de la burocracia moderna.
Los papeles que Brod no quiso destruir se esparcieron por el mundo, muchos
manuscritos llegaron a manos de los sobrinos del escritor, en Inglaterra, a
principios de los años 70 y hoy se encuentran en Oxford.
El resto permaneció con Brod hasta 1968, cuando poco antes de morir salvaguardó
una parte en Suiza; y otra parte nunca salió de Tel Aviv, adonde llegó desde
Praga, durante la huida del nazismo; él se los legó a su secretaria, Esther
Hoffe, que luego se los legó a su hija Eva, quien litigó contra el Estado
israelí para mantenerlos en su poder, pero los perdió en 2016 cuando la
justicia de ese país dictaminó que pasaran a pertenecer a la Biblioteca
Nacional.
Los manuscritos de Kafka ocultos en Suiza salieron a la luz en Israel
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