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El 2019 fue otro año dorado para Lionel Messi

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Este año, el astro del Barcelona y de la Selección Nacional volvió a conseguir el máximo galardón futbolístico –el Balón de Oro- y acentuó su “argentinidad”.

El 2019 fue otro año dorado para Lionel Messi

BUENOS AIRES.  El astro Lionel Messi vivió otro año dorado con la obtención récord de su sexto Balón de Oro, premio mayor entre tantos recibidos, y en su rol de líder en el seleccionado acentuó el perfil que lo acercó a las “costumbres argentinas” tantas veces reclamadas.

Cada año, Messi se traza objetivos en Barcelona y la Argentina que lo ayudan y motivan para mantenerse entre los mejores del mundo.

No es casual que desde 2010, a excepción de 2013 con 45, haya alcanzado o superado los 50 goles por año, siendo el de 2012, con 91 anotaciones, su índice top.

En 2019, Messi firmó su segunda marca más baja, pero fue el año donde obtuvo por primera vez el premio The Best, que otorga la FIFA, correspondiente a la cuarta edición.

El rosarino observó cómo su competidor directo, el portugués Cristiano Ronaldo (2016 y 2017) y el croata Luka Modric (2018), se quedaron con tal reconocimiento en sus narices

Foto vía @DiarioOle

Partidos de excelencia y goles extraordinarios, como el tiro libre ejecutado en el Camp Nou ante Liverpool de Inglaterra en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones de Europa, inclinaron la balanza a su favor para quedarse con el trofeo el pasado 23 de septiembre, ante la merma de rendimiento evidente en Ronaldo y Modric.

El crack rosarino no conquistó la ansiada triple corona por la eliminación en semifinales de Champions League ante Liverpool y la derrota en la final de la Copa del Rey ante Valencia, pero dio una nueva vuelta olímpica en el Camp Nou con el primer lugar en la liga española en la temporada que cumplió los 700 partidos en el club catalán.

El gran golpe de efecto lo generó con la obtención récord de su sexto Balón de Oro que lo despegó de Ronaldo.

La frutilla del postre en el plano individual llegó con la sexta Bota de Oro producto de los 36 goles que superaron al francés Kylian Mbappé (33) y el italiano Fabio Quagliarella (26).

A la hora de recoger sus premios, Messi, rodeado de su familia, agradeció, pero ponderó el trabajo en grupo, ya sea en Barcelona como en el seleccionado argentino.

Su regreso al equipo nacional estuvo marcado una vez más por la sequía de títulos. La Copa América de Brasil, sin la chapa de candidato, exhibió a “otro” Messi.

Muchas veces las críticas lo alcanzaron por no cantar el himno, por no protestar en forma airada, escudado en un perfil bajo profundo, sin declaraciones rimbombantes.

A partir de la Copa América Centenario 2016, desde su renuncia luego retractada, Messi dejó poco a poco a ese futbolista sin voz. Su liderazgo, que se apoyaba en pedir la pelota, en gambetear y marcar goles, se expandió a los reclamos antes encabezados por Javier Mascherano.

Hubo un quiebre en su interior que derivó en un Messi más protestón (a su manera) y más cercano al espíritu combativo de Diego Maradona, la leyenda que todavía invita a la comparación odiosa con el rosarino.

Frente a Chile, por el tercer puesto de la última Copa América, Messi protagonizó un mano a mano con Gary Medel que dio la vuelta al mundo y le valió una suspensión. Incluso, en el último amistoso ante Brasil, mandó a callar sin elegancia al entrenador Tite.

La “argentinidad al palo”, tal el nombre de la canción y el disco de Bersuit Vergarabat, explotó en Messi, un capitán entrado en años con un equipo que de la mano de Lionel Scaloni forjó una renovación lógica.

Messi, a sus 32 años, sabe, y lo hizo público, que le queda poco hilo en el carretel en un contexto de competencia suprema. Tal como lo hizo en 2019, el próximo año lo intentará una vez más, consciente del inexorable paso del tiempo.

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