Independiente se presentó en el Libertadores de América con la misión de dejar atrás los 4 compromisos sin victorias y su actitud fue tan agresiva como efectiva en los primeros movimientos del duelo ante Instituto de Córdoba.

El espectáculo en Avellaneda se inició con un par de amenazas del Rojo en la zona defendida por Jorge Carranza, hasta que Leonel Mosevich tocó una pelota con la mano dentro del área y Nicolás Ramírez, asistido por el VAR, sancionó la pena máxima. Desde los doce pasos Martín Cauteruccio engañó al experimentado arquero de la Gloria y con un remate cruzado celebró el 1 a 0.

La diferencia pudo ampliarse a través de la incursión ofensiva de Javier Vallejo, quien a pura velocidad se escapó por el sector izquierdo y con un violento disparo reventó el travesaño defendido por Ojeda. El combinado de Leandro Stillitano se mostraba muy superior y necesitaba reflejarlo en el marcador.

Sobre la media hora, Independiente volvió a celebrar a través de su goleador. Un contragolpe perfecto comandado por Vallejo le permitió a Cauteruccio resolver con categoría al palo más lejano para gritar el 2 a 0. El pleito comenzaba a resolverse desde temprano en Avellaneda.

Sin embargo, los de Lucas Bovaglio no se resignaron y empezaron a faltarle el respeto a la historia del grande. La intervención de Santiago Rodríguez que hizo lucir a Rodrigo Rey fue el primer aviso. Y el cabezazo de Adrián Martínez que estableció el descuento fue una confirmación de los cordobeses. En el complemento había promesa de partidazo.

El choque se reanudó con una intensidad inferior, mucho más anarquismo y una completa desprolijidad. Alguna amenaza de Gastón Lodico o una mala salida del fondo del Rojo alimentaron las esperanzas de Instituto. Hasta que otra pelota parada desarticuló a la última línea local y Nicolás Linares fusiló a Rodrigo Rey: 2 a 2, silencio y reclamo inmediato de las tribunas.

En el cierre de la tarde, el triunfo pudo ser para ambos. Los arqueros fueron los responsables de que no haya vencedores en Avellaneda. Tanto Rodrigo Rey como Jorge Carranza sostuvieron a sus equipos con sacrificio y solvencia. De todos modos, la repartición de puntos dejó un sabor muy amargo en el Rojo, dado que sumó su quinto encuentro sin alegrías. La sonrisa se fue para Córdoba.