Siempre tiene algo guardado en el botín zurdo para seguir haciendo cada vez más grande su historia. Está claro que nada será igual al 18 de diciembre en Qatar, pero Lionel Andrés Messi deja su huella hasta en un picado en la playa. Y entre el sol y los paisajes paradisíacos de Miami, Leo dejó en claro que no fue a Estados Unidos por una jubilación de privilegio.
En un fútbol distinto, a una velocidad crucero, en un torneo que por primera vez es oficial, ya escribió el primer capítulo de una serie que Apple ya empezó a facturar. Porque Leo entró a los 8’ del ST, al ratito lo empató el Cruz Azul y parecía que el partido se definiría en los penales (en este torneo hay bonnus de un punto extra). Pero Messi, que se había mostrado activo y con ganas desde que ingresó, tenía otros planes. Como siempre. Y fue a buscar el triunfo hasta el último segundo.
El momento decisivo
Le hicieron una falta con el tiempo cumplido en el borde del área, el árbitro que entendió todo, dejó la del estribo y Leo frotó la zurda. Tiro libre a 25 metros del arco. Barrera a distancia. Y ahí fue el dueño de la historia. La bola que entra como si fuera una película, el arquero que se estira para hacerlo más espectacular, para el gol número 63 de su carrera de tiro libre y el Inter Miami (pareciera que el equipo no importa) que volvió a ganar después de 11 partidos.
Leo corrió con todo, metió un pique para festejar con todos sus compañeros, para acordarse de su abuela Celia con el festejo característico mirando al cielo, pero después decidió empezar a disfrutar de por qué eligió Miami. Cruzó todo el campo de juego, para ir a abrazarse con sus tres hijos, con sus sobrinos, para darle un beso a mamá Celia, para acercarse a Antonela, a papá Jorge y a sus tres hermanos. El Cruz Azul movió y el partido se terminó. Leo lo celebró con todo, como si fuese algo muy importante y se ve que para él lo es. Porque quiere dar un mensaje de que quiere seguir vigente. Y así lo demostró en este debut ideal.
Terminó el partido, las cámaras lo enfocaron, pero él decidió abrazar a cada uno de sus rivales, contestarle a los argentinos Lotti y Rotondi que esa camiseta era la primera, que esa no la iba a cambiar, que después los veía en los vestuarios. Y luego fue con sus compañeros a saludar a los hinchas, tomando agua, hidratándose buscando recuperar energía porque lo dio todo. Antes de meterse en los vestuarios, en el festejo íntimo por este comienzo ideal en la Leagues Cup. Y contó todo lo que vivió, en otro debut arrancando desde el banco, como en Barcelona, PSG, la Mayor y ahora en el Inter Miami.