En los últimos años y, a raíz del aislamiento social, el comercio eléctrico, también conocido como e-commerce, fue creciendo exponencialmente en Argentina. Tal es así que en 2021 registró una facturación de $1.520.000 millones, un 68% más con respecto al año anterior, según el último estudio anual de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico.
Sin embargo, a diferencia de 2020, el relevamiento resaltó una reactivación de las tiendas físicas.
A su vez, tal como demuestra el informe, si bien el envío a domicilio sigue siendo la opción más elegida por los compradores online, el retiro por puntos de venta está recuperando terreno. Esto deja entrever que cada vez más los consumidores desarrollan un perfil “omnicanal”, donde se relacionan con la marca mediante múltiples canales: tanto por la tienda física como la virtual.
Según el relevamiento, el 85% de los consumidores comienzan la compra en un canal y la terminan en otro. Esta tendencia le da mayor flexibilidad al consumidor para vincular los beneficios de cada tienda.
Para algunos consumidores es importante poder ver y tocar el producto en vivo, pero prefieren comprarlo online, por los beneficios de tiempo, pagos, métodos de entrega e incluso la facilidad de compararlo con la competencia en la web. Pero a su vez, otros recurren a la practicidad de adquirirlo cuándo y desde dónde sea que ofrece el ecommerce, aunque prefieren retirar su pedido por un local o pick up point en función de su rutina diaria.
Asimismo, señalan que el 74% de los consumidores buscan online algo que ya vieron en tiendas físicas.
De a poco, los locales se van convirtiendo en las vidrieras de los ecommerces y cuando efectúan la compra nos otorgan información de mucho valor: cuáles son sus gustos, cuál es su localidad y qué tipo de medios de pago utiliza.
Hoy en día los negocios se ven obligados a contar con más de un canal de venta. Porque, en definitiva, la integración entre las tiendas permite brindar a los clientes una mejor experiencia de compra, en la que ellos eligen el recorrido.