Según datos del INDEC y una encuesta anual realizada por el Observatorio UCA, más del 55% de la población se encontraba en situación de pobreza durante el primer trimestre de 2024. Esta alta tasa se debe en gran parte al aumento acelerado de los precios tras la devaluación de diciembre de 2023. Aunque hubo una leve disminución en la tasa de pobreza al 50% en el segundo trimestre, esta caída no ha sido suficiente para mitigar la pérdida generalizada del poder adquisitivo.
“Los ingresos de las familias tardan en recuperarse, y cuando lo hacen, el aumento no alcanza para volver a los niveles previos a la crisis”, explicó. “El problema central en Argentina son los ingresos muy bajos, y este fenómeno afecta tanto a los salarios como a las jubilaciones y pensiones, que no logran cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos”.
Donza también subrayó que las familias suelen ver una recuperación parcial de sus ingresos, lo que significa que cuando superan una crisis, solo logran subir parcialmente respecto a su situación anterior. “Cuando se recupera algo, subimos seis o siete escalones, pero el problema es que no volvemos al punto original”, agregó.
El representante del Observatorio UCA indicó que el indicador más tradicional para medir la pobreza en América Latina es el análisis de los ingresos en relación con una canasta normativa, que representa lo necesario para que un hogar no sea considerado pobre. En este contexto, destacó la necesidad de consolidar una estructura productiva que responda a las necesidades actuales del país, y que sea sostenible y consensuada a través de diferentes gobiernos.
“Argentina es un país grande y diverso, y no tenemos en cuenta las economías regionales”, afirmó. “Es fundamental implementar una reforma política y de estado que apunte al desarrollo de estas regiones y territorios para enfrentar de manera efectiva los desafíos económicos”.