BUENOS AIRES. Mientras el Gobierno celebra el descenso al 8,2% de la desocupación, la precariedad del empleo es la característica más notoria de la “recuperación” de la actividad, luego del confinamiento de casi 8 meses impuesto en 2020, a raíz de la pandemia del coronavirus.
Según LPO, la baja de la desocupación captada por el Indec entre la población urbana obedece en un 33% a la creación de empleo en blanco y un 67% a la creación al trabajo en condiciones de precariedad.
Así surge de datos de la Encuesta Permanente de Hogares, que determinó que en los 31 aglomerados urbanos la población se incrementó el 434 mil personas hasta llegar a los 28.940.00 habitantes. Mientras que la cantidad de personas ocupadas crecía en 1.746 personas y las desocupadas disminuían en 302 mil personas.
Así, al tercer trimestre de 2021, la tasa de actividad (personas que trabajan o buscan un trabajo activamente) había crecido al 46,7%. En igual trimestre del año anterior, la tasa era del 42,3%. Algunos de los nuevos activos son jóvenes que se incorporaron al mercado de trabajo.
Mientras que otros son personas que por la pandemia habían pasado a ser inactivos. Ya sea por motivos de salud propios o por el desincentivo que generaba la certeza de que el mercado laboral esta contraído por el coronavirus.
El crecimiento de la tasa de actividad trajo aparejadas la baja de la tasa de desocupación al 8,2% de la población económicamente activa. Y la suba de la tasa de empleo al 42,9% de la población total.
Menos de un tercio de los nuevos empleos, fueron puestos en blanco
Precisamente, por estos datos, el Gobierno resolvió levantar la prohibición de despidos y desarmar gradualmente la doble indemnización a partir del 1 de enero.
Es que la diferencia de los números del Sistema Integrado Previsional Argentino que maneja el Ministerio de Trabajo, el Indec hace encuestas en hogares y puede captar, bajo secreto estadístico, la incidencia de los trabajos asalariados en negro y cuentapropistas registrados bajo monotributo o en negro.
No obstante, al observar la forma de inserción laboral de los 1,746 millones de personas que se incorporaron al empleo, los datos muestran que solo el 32,8% de ellas fueron contratadas en blanco. En cambio, un 24% se autoemplearon y un 42% encontraron trabajo asalariado en negro.
En otras palabras, por cada empleo en blanco que se creo en el último año, se crearon casi dos puestos en negro. Y casi otro puesto por cuentapropia, en su mayoría asociado al trabajo de baja calificación.
Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas confirma el aumento de la precariedad laboral
Un análisis pormenorizado del mercado laboral extrapolado a la totalidad de la población y no sola la urbana, como el que llevó a cabo el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas que encabeza el director del Banco Nación, Claudio Lozano, arribó a las mismas conclusiones: “6 de cada 10 ocupaciones generadas en el último año tuvieron que ver en mayor medida con asalariados/as no registrados/as o, en menor medida, con autoempleo de subsistencia. Ocupaciones estas que presentan severos límites para garantizar ingresos suficientes en un contexto en el cual la pobreza ronda el 40% de la población”.
Puntualmente respecto del relevamiento del Indec entre julio y septiembre detalló que gracias a la vacunación ,el retroceso del virus y la recuperación del PBI, “todas las categorías ocupacionales presentaron cierta recomposición respecto al 2do trimestre, 3 de cada 4 nuevas ocupaciones fueron mayormente precarias, impulsadas principalmente por el segmento de asalariados/as informales que explicó la mitad del empleo generado (+321 mil ocupaciones), seguido de los trabajadores por cuenta propia (+166 mil). En cambio, el empleo asalariado registrado solo creció en 31 mil ocupaciones”.
“En este contexto, la tasa de informalidad al interior de la población asalariada aumentó del 31,5% al 33,1%. El empleo generado en este trimestre, explicado por el sector privado e impulsado en buena medida por ocupaciones de baja calificación, creció principalmente en actividades como el comercio, el servicio doméstico y servicios sociales y de salud, mientras otras ramas como la industria manufacturera o enseñanza registraron un leve retroceso”, detalló el informe.