
La inflación mayorista cerró el 2024 con un acumulado del 67,1%, casi la mitad del aumento registrado por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que alcanzó un 117,8%. En diciembre, el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) tuvo una suba de solo 0,8%, la variación mensual más baja desde el inicio de la pandemia de Covid-19.
Un dato destacado fue el comportamiento de los productos importados, que en diciembre registraron una deflación del 1,6% y, a lo largo del año, aumentaron apenas un 2,4%. Esto estuvo influenciado por la eliminación del Impuesto PAIS y el mantenimiento de un “crawling peg” del 2% mensual en el tipo de cambio oficial, que funcionó como un ancla para los precios de bienes provenientes del exterior.
En noviembre, el Gobierno eliminó la obligación de adelantar el 95% del Impuesto PAIS para acceder a divisas destinadas a importaciones. Esta medida, sumada a la reducción progresiva de otros aranceles y tributos, impactó significativamente en la desaceleración de los precios de los productos importados, según el economista Salvador Vitelli.
Los productos nacionales también se desaceleraron
En cuanto a los productos nacionales, las manufacturas mostraron un incremento del 69,5% en 2024 y del 1,6% en diciembre. En este segmento destacaron subas menores al 30% anual en productos de caucho y plástico, y productos de metal. Por su parte, alimentos y bebidas y productos refinados del petróleo tuvieron alzas más significativas, del 88,6% y 133,2%, respectivamente.
Los productos primarios, que incluyen bienes como petróleo, gas y productos agropecuarios, mostraron un aumento anual del 88,2%, aunque en diciembre registraron una baja del 0,7%. En particular, el sector agropecuario fue el de menor incremento anual (78,6%), mientras que petróleo y gas subieron un 101,1%.
Comparativa con el IPC
Aunque el IPIM y el IPC miden aspectos diferentes, la brecha entre ambos indicadores refleja el impacto de las políticas económicas aplicadas. El IPIM incluye bienes mayormente transables y comercializables con el exterior, que estuvieron condicionados por el tipo de cambio oficial y la eliminación de impuestos, mientras que el IPC abarca bienes y servicios más orientados al consumo interno.
La combinación de medidas como la eliminación de gravámenes y la apreciación cambiaria permitió controlar los precios mayoristas, brindando cierto alivio al sector productivo y comercial en un contexto de recuperación económica tras un 2024 complicado.