Cultura y Espectáculos

Beethoven no requiere la misma atención que un reggaeton

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El músico, compositor, escritor y curador inglés David Toop, llegó a nuestro país por primera vez para brindar una conferencia performática y un concierto.

Beethoven no requiere la misma atención que un reggaeton

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El músico, compositor, escritor y curador inglés David Toop, llegó a nuestro país por primera vez para brindar una conferencia performática y un concierto.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]“Ser artista no tiene que ver con la creatividad sino con poseer una visión a largo plazo, y eso es algo muy difícil de lograr”, dijo durante una rueda de prensa, el músico, compositor, escritor y curador inglés David Toop, de visita por primera vez en la Argentina, donde brindará una conferencia performática “Resonancia siniestra” mañana en Malba, y el concierto “Instruments of Darkness”, el viernes en la Universidad de San Martín.

Moverse con naturalidad entre diferentes disciplinas es algo que caracteriza a este creador nacido en Londres en 1949, de hablar pausado y reflexivo, quien conversó con la prensa esta mañana en la biblioteca del Malba, sobre sus dos presentaciones y sus libros, “Océano de sonido” y “Resonancia siniestra”.

Toop -quien llegó al país invitado por British Council, Malba, Unsam y la editorial Caja Negra- trabajó en numerosos campos del arte sonoro y la música, realizó labores como sound curator para diversos museos y galerías, fue miembro de la banda The Flying Lizards y cofundador de The London Musicians Collective, un colectivo de improvisación musical, clave en la escena británica.

“Es fantástico estar en Buenos Aires y estoy agradecido de que todos estos organismos hayan colaborado para que yo esté aquí, justamente porque mi trabajo se enfoca en la colaboración. Una de las características de mis libros es el trabajo en red y las conexiones inesperadas. A medida que envejezco distingo cada vez menos entre los diferentes tipos de actividades. Podría decirse que disfruto la confusión. Al mismo tiempo, escribir es para mí una manera de analizar, articular y encontrar claridad en las distintas actividades”, dijo a modo de presentación este visionario en los estudios culturales del sonido.

Con más de veinte discos editados, y una intensa labor como crítico e historiador musical, Toop opinó que “el surgimiento de las redes sociales fue algo muy bueno e implicó que haya millones de usuarios exhibiendo sus creaciones. Pero ser artista no sólo tiene que ver con hacer arte, o con la creatividad, sino con la posibilidad de sostenerlo en el tiempo, y seguir haciendo cosas interesantes aún cuando uno es mayor”.

“Muchos artistas, muchos músicos, desaparecen casi instantáneamente y la idea es continuar. Existe una confusión acerca de la creatividad, está vista como algo maravilloso. La creatividad es también la forma en que alguien cuida su jardín, la forma en que silba una melodía o las opciones de cada día, en la que todos ponemos creatividad para expresar la personalidad. Eso es diferente de ser artista, algo que implica una visión a largo plazo”.

– Télam: Hay una anécdota sobre su niñez ligada a cómo comenzó su atracción por el sonido, de cuando su madre lo llevaba a usted y a su hermana a visitar a su abuela a una casa al norte de Londres…

– David Toop: Yo nací en 1949 y esta anécdota es de principios de los años 50. Mi mamá nos llevaba caminando a la casa de mis abuelos y todavía se notaban ciertos daños de la posguerra. Empecé a notar que había, en esa época, casas prefabricadas, construidas para las personas cuyas casas habían sido bombardeadas durante la guerra. Eran fascinantes, del estilo ‘hágalo usted mismo’. Había unas construcciones, cerca de la vía de tren, y estaban estas casas separadas por paredes de concreto que eran paralelas entre si. Estas paredes paralelas generaban una especie de callejón angosto, donde se producía un eco de rebote, cuando un sonido rebota en las paredes de manera fluctuante y rápida, un fenómeno que se llama “Flutter echo”. Yo tendría unos 5 años y noté la forma en que cambiaba el sonido, el rebote del sonido que mutaba, pude percibir el sonido metálico y duro de mis pisadas. Y eso se me quedó en la mente de una manera muy fuerte. Uno no sabe cómo termina convirtiéndose en la persona que es, pero lo cierto es que fue un momento verdaderamente importante. Hace dos semanas publiqué un nuevo libro en Japón, autobiográfico, y lo llamé “Flutter echo”, en parte porque fue el comienzo de mi interés por los sonidos. Pero también es algo muy poético. Para mí el concepto de ‘flutter eco’, que en inglés sería como palpitación o latido, también habla de cómo palpita el corazón, evoca cuestiones de la memoria emotiva. Es un eco que vuelve la memoria hacia el pasado y resuena en nuestra mente cuando se trata de momentos importantes.

– Télam: ¿Cómo es posible distinguir entre la música y el arte sonoro? ¿Y por qué cree que en el último tiempo muchos artistas se han volcado al arte sonoro?
– D.T.: Creo que la música funciona dentro de ciertos parámetros estereotípicos: uno es la duración y el otro es la idea de que tiene que ser un espectáculo. Cada aspecto está ligado entre sí y esto puede llevar a ciertas frustraciones que son bastante obvias, ya que no puedo tocar una pieza que dure un minuto o una pieza que dure cien horas. La música demanda cierto tipo de atención y el espectro de demanda de esa atención puede ser enorme. No es lo mismo la atención que requiere un cuarteto de cuerdas de Beethoven que un reggateón. Y esto hace que uno se cuestione estos aspectos esterotípicos, como la atención, los límites del espacio, la duración, por eso surge lo que llamamos arte sonoro. Requiere un compromiso diferente que la música. Podés hacer una instalación que dure un minuto o cien horas, y nadie necesitará quedarse durante un tiempo determinado, todos pueden involucrarse con esa obra el tiempo que deseen, puede ir y venir. El problema sucede cuando una instalación sonora empieza a moverse a los espacios de las galerías de arte, porque no están preparadas para exhibir instalaciones de sonido. No son amigables con este tipo de piezas porque la acústica de las galerías no es buena, espacios pensados para el arte visual y no sonoro.

– Télam: ¿Se deja influenciar por los lugares donde brinda sus conferencias performáticas y conciertos? ¿Tienen algo de site specific?
– D.T.: Sí, inevitablemente. La realidad condiciona tu trabajo, especialmente si trabajás con el sonido. Si sos músico y estás de gira, y visitás diferentes lugares cada noche, te tenés que adaptar a diferentes situaciones y lugares. Eso forma parte del trabajo, las condiciones hacen variar el tipo de trabajo. Por ejemplo, estamos en esta biblioteca, una sala cogedora, llena de madera, de libros, con una linda acústica, intima, esto seguramente condiciona las respuestas que doy. Si estuviéramos haciendo esta conferencia en una gran sala reverberante, con muchas luces, probablemente el sentimiento sería diferente y yo estaría dando respuestas distintas. Lo importante es poder adaptarse. Uno podría desarrollar una propuesta muy fija, muy inamovible pero prefiero ser más versátil, adaptarme al contexto.

David Toop reflexionará acerca de la naturaleza del sonido y de la escucha en el marco de la conferencia performática “Resonancia Siniestra”, que tendrá lugar mañana a las 19 en MALBA (Avenida Figueroa Alcorta 3415, CABA) con entrada gratuita. Además, el inglés ofrecerá el concierto titulado “Instruments of Darkness”, en las salas de la Universidad de San Martín, el viernes a las 20, con entradas ya agotadas. (TÉLAM)

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