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¿Y si Cristóbal Colón fuera cubano?

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El descubridor de América tiene un museo en un pueblo del Alentejo portugués, donde se dice que nació. Los historiadores serios se empeñan en decir que nació en la italiana Génova, pero estos son minoría.

¿Y si Cristóbal Colón fuera cubano?

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El descubridor de América tiene un museo en un pueblo del Alentejo portugués, donde se dice que nació. Los historiadores serios se empeñan en decir que nació en la italiana Génova, pero estos son minoría.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”103132″ img_size=”full” add_caption=”yes” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]A estas alturas de la historia, la noticia no es dónde nació Cristóbal Colón, sino dónde no nació. Los historiadores serios se empeñan en decir que en la italiana Génova, pero estos son minoría y, a menudo, sin sentido alguno del marketing. Así que en estos siglos la fe de bautismo de Colón o Colombo se ha situado en lugares variopintos, principalmente en España, y más concretamente en Mallorca, Cataluña, Galicia o Extremadura; pero no solo.También algunos prejubilados con mucho tiempo libre han extendido su imaginación hasta el más allá, es decir, a un pueblecito del Alentejo portugués llamado Cuba.

El pueblo no tenía nada destacable hasta que un historiador repentino, Augusto Mascarenhas Barreto (1923-2017), publicó en 1988 “El portugués Cristóbal Colón”. Según el extraductor y expoeta metido a historiador, Colón no se llamaba Colón, sino Salvador Gonçalves Zarco, hijo bastardo del hermano del rey, y tampoco había nacido donde fuere, sino en la Villa de Cuba, un pueblecito del Alentejo, hoy con 4.700 habitantes y poco más.

La ocurrencia del historiador fue bien recibida en el pueblo, donde existe desde 2011 una escultura del navegante y un museo para dar fe de lo que decía el historiador, “un espacio que, a través de palabras e imágenes, nos transporta al ambiente de la época y nos revela la portugalidad de Colón y de sus ligaciones a la Cuba del Alentejo”, se dice en centro.

Los documentos sí avalan que Colón vivió en Portugal, unos nueve años, pero que ya había llegado crecidito y además como agente de una casa comercial genovesa, Centurione. La falta de documentos del protagonista en italiano, y los que hay en castellano con palabras en portugués, han dado pie a las más diversas interpretaciones. Colón, además se casó con una portuguesa, Felipa Moniz, residió en la isla de Madeira y allí nació su primogénito Diego, en 1482.

Dos años después expuso al rey de Portugal, João II, su plan para descubrir una nueva ruta hacia la India; pero como no había dinero buscó financiación en la corte de Castilla. Mascarenhas va más allá y dice que, en realidad, Colón era un espía del rey portugués, en ese caso, el peor espía de la historia pues le dio a la competencia el Nuevo Mundo.

Otro historiador, esta vez profesional, Luís Filipe Thomaz ha publicado en la revista científica de la Universidad de Nova Lisboa Anais de História de Além-mar, un largo artículo para rebatir documentalmente cada una de las tesis de Mascarenhas sobre la cubanidad portuguesa de Colón.

El dislate del presunto historiador ha dado, por lo menos, para que algún turista llegue hasta Cuba, la aldea perdida del interior de Portugal y se eche un selfie con otra escultura de Colón en otro lugar donde se dice que nació. (EL PAÍS)

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