Cultura y Espectáculos

Glow, la imperdible serie de las mujeres luchadoras

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La escritora Jenji Kohan, que ya sorprendió al mundo con sus éxitos con las series “Weeds” y “Orange is the new black”, es la productora de esta historia ambientada en los años 80s y centrada en un espectáculo de lucha libre de mujeres, protagonizado por Alison Brie (“Mad men”).

Glow, la imperdible serie de las mujeres luchadoras

[vc_row][vc_column][vc_column_text]La escritora Jenji Kohan, que ya sorprendió al mundo con sus éxitos con las series “Weeds” y “Orange is the new black”, es la productora de esta historia ambientada en los años 80s y centrada en un espectáculo de lucha libre de mujeres, protagonizado por Alison Brie (“Mad men”).[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”3″ grid_id=”vc_gid:1500245662698-3a300b58-9da0-10″ include=”117498,117497,117496,117499″][vc_column_text]GLOW (Gorgeous Ladies Of Wrestling, “hermosas damas de la lucha libre”), es una de las series más originales estrenadas este año en la plataforma Netflix y no son pocos los espectadores que cuentan los días para el estreno de la segunda temporada. Creada por Liz Flahive y Carly Mensch, cuenta con la genial escritora Jenji Kohan (“Weeds” y “Orange is the new black” entre otras series), como productora ejecutiva.

Gracias a esas extrañas simultaneidades culturales, el mundo en el que transcurre GLOW, el de la lucha (aquel que en épocas de Titanes en el ring llamábamos todavía catch), será bastante cercano para el público local. Los elementos de los que parte son más o menos los mismos que conformaron la creación de Martín Karadagian: el desarrollo de un programa de televisión de bajo presupuesto, pensado para un público familiar, en el que un elenco estable de héroes y villanos dirime semana a semana, a pura toma y acrobacia, un nuevo capítulo en la eterna lucha entre el bien y el mal.

La particularidad de esta ficción -ambientada a comienzos de los años 80, en su variante más sucia, la de “The Americans” y “Stranger Things”- es que ese elenco está compuesto únicamente por mujeres. Es el mejor argumento de venta de un acaudalado fanático de la lucha que decide ofrecer el proyecto a una emisora local, y contrata por monedas a un veterano cineasta para “diseñar” el espectáculo. Sus desmedidas ambiciones artísticas, y el contraste con su trabajoso pasado haciendo cine de bajo presupuesto lo hacen la persona perfecta para dirigir a ese grupo de “mujeres inusuales” que responden al casting (Marc Maron, conocido entrevistador de celebridades de la TV norteamericana, es una revelación en el papel, cosa que puede decirse de casi todo el extenso elenco).[/vc_column_text][vc_column_text]Está claro que ninguna de las mujeres de GLOW se hace ilusiones acerca de la naturaleza del emprendimiento. Para todas es la última parada en un camino descendente, la última oportunidad de subir al ring y dar pelea ante una familia, un esposo o sus propios fantasmas, y así escapar de la vida que parecen tener asignada. El hecho de que estas “mujeres inusuales” estén interpretadas por actrices también inusuales y mayormente desconocidas, pero muy talentosas, no es sólo un gesto declamatorio. Contribuye a la contundencia de su idea central, que analiza el poder de las máscaras: de cómo pueden servir para confinarnos a un estereotipo o liberarnos, allanándonos el primer paso en un camino de autoconocimiento.

A Ruth Wilder (Alison Brie), por ejemplo, sus compañeras luchadoras le dicen “Stanislavski”, un poco porque es indudablemente pretenciosa y otro poco porque es una gran actriz que no para de boicotear su considerable talento. Y es prueba de la notable habilidad de las debutantes Liz Flahive y Carly Mensch que el personaje de Ruth comienza como la heroína de la serie -a través de ella conocemos las reglas de ese mundo, las habilidades que tendrá que desarrollar y los aportes que sólo ella puede hacer gracias a sus propias armas-, pero terminará encontrando en el ring su “verdadera” identidad como antagonista.

El apoteótico recorrido de Ruth se construye en espejo con el de su ex mejor amiga Debbie Egan (Betty Gilpin), una actriz de telenovela y madre reciente, cuya traición en la vida real el director transforma en combustible para una rivalidad muy poco ficticia en el ring. “El héroe es sólo tan bueno como el villano al que enfrenta”, le explica a Betty, cual sabio zen, un luchador veterano. GLOW prueba durante sus 10 episodios su capacidad de hacer magia televisiva sin ocultarnos la sangre, el sudor, el ridículo y las lágrimas necesarias para hacerla posible.

(Fuente: La Nación)[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][/vc_column][/vc_row]

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