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La joven guardia de la ilustración

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En la antología “DisTinta”, el ilustrador Liniers y el periodista Martín Pérez realizaron una selección del trabajo de 33 historietistas pertenecientes a una generación de artistas que mantiene viva la idea de contar la realidad en viñetas.

La joven guardia de la ilustración

[vc_row][vc_column][vc_column_text]En la antología “DisTinta”, el ilustrador Liniers y el periodista Martín Pérez realizaron una selección del trabajo de 33 historietistas pertenecientes a una generación de artistas que mantiene viva la idea de contar la realidad en viñetas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”108210″ img_size=”full” add_caption=”yes” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Desde Lucas Nine y Gustavo Sala hasta figuras jovencísimas como Sole Otero o Camila Torre Notari, en las 400 páginas los dibujantes despliegan todos su saber en sus trazos rescatados de la mano de sus compiladores.

En una entrevista con Télam, Pérez sostiene que “la novela gráfica no tiene un lugar dentro de los planes de las grandes editoriales locales, pese a que hay autores de historieta capaces de vender igual o más que autores de obras literarias”.

¿Qué hace falta para que editores y libreros le presten atención a la historieta? “La respuesta lógica fue que, para que los gigantes se den cuenta de su existencia, debería ser algo grande”, recuerda Pérez.

Con esa premisa, se unió a Liniers y crearon “DisTinta” (Sudamericana). “Liniers participó de la selección codo a codo y encima dibujó la portada y hasta los retratos de cada uno de los autores”, explica Pérez.

– T: ¿Qué recorte hicieron para mostrarle a los lectores?

– M.P.: Queríamos mostrar el trabajo de una época específica, pero es tal la vitalidad de la escena actual que no solo sería posible hacer otro volumen similar con autores que no convocamos, sino que estoy convencido de que sería igual de extraordinario.

– T: ¿Cómo fue el trabajo de recopilación de artistas y trabajos que realizaron?

– M.P.: Tanto Liniers como yo somos fanáticos de la historieta, así que el trabajo de lectura y recopilación lo venimos haciendo mentalmente desde hace tiempo, porque al fanatismo le sumamos un costado también laboral: en el caso de Liniers editando historietas en su sello Común, y en mi caso por mi trabajo no solo como periodista cultural, sino también como editor de páginas de historieta. Esa mirada curatorial sobre el medio y sus autores la venimos teniendo desde hace tiempo.

– T: ¿Hubo algún momento en el que no se pusieron de acuerdo?

– M.P.: Lo más difícil, en realidad, fue darle un marco a ese recorte que venimos haciendo casi intuitivamente. Lo encontramos al poner la lupa en la generación que mantuvo viva la historieta, la del cambio de siglo, artistas que siguieron trabajando en el medio pese a que no ofrecía ninguna salida laboral, al menos inmediata. Identificamos a autores como Fayo, Podeti, Max Cachimba o Pares, que arrancaron publicando en la vieja “Fierro” y otras revistas de “La Urraca”, compartieron una revista breve pero muy influyente como “¡Suélteme!” y se convirtieron en nuestro faro, y cuando decidimos que a partir de ellos hacíamos el recorte entre una y otra generación se nos simplificó el trabajo. No solo porque nuestra selección empezó a tener una lógica cronológica específica, sino porque de alguna manera también se los puede considerar como el faro estético de los autores que finalmente quedaron compilados en “DisTinta”.

– Télam: ¿Cuáles son los lineamientos de la nueva historieta argentina?

– M.P.: Libertad, explosión e introspección. Libertad porque la nueva generación de autores de historieta, ante la desaparición de lo que se conocía como industria en la Argentina, ya no tienen jefes ni lineamientos que seguir u obedecer. Dibujan para ellos y para quienes los leen, y dibujan lo que se les impone a partir de los deseos propios. Explosión: las historietas estallan en sus páginas de luz y color, de ganas, de cosas para decir sin el corset de las formas, ya que la historieta no es una salida laboral sino una artesanía apuntada hacia la necesidad expresiva y de comunicación. E introspección porque en ultima instancia son los autores los que se enfrentan consigo mismos y el género en el que incursionan, y sus obras retratan tanto la experiencia de sus vidas como de la relaciones que tienen con la historieta, sus reglas y sus tradiciones.

– T: ¿Cuál es la particularidad de la historieta argentina?

– M.P.: Difícil intentar resumirlas en unas líneas. Muchos aún están intentando sintetizar y explicar. El título de este libro, una ocurrencia de Liniers, viene de esa pregunta repetida. ¿Por qué la historieta argentina es distinta?

– T: ¿Cuáles creés que son las diferencias (más allá de la tecnología que puedan utilizar) con los primeros historietistas argentinos?

– M.P.: Los historietistas argentinos clásicos trabajaron siempre en función del medio en el que iban a colaborar, mientras que esta generación se ha liberado de eso, pero no por rebeldes, sino porque casi no hay lugares en los que colaborar. Hay dos posibles virtudes que siempre se han privilegiado a la hora de destacar creaciones entre la avalancha de páginas de la época de oro de la historieta argentina. Por un lado, los que lograban la excelencia dentro de los parámetros del medio en el que incursionaban. Y por el otro, los que transgredían esas reglas. Los nuevos autores se destacan, por un lado, por mantenerse dentro de esa tradición narrativa pese a que nadie se los imponga. Y por el otro, porque permanentemente están transgrediendo esas reglas. Pero eso ha pasado a ser la norma, no la excepción.

– T: ¿Por qué crees que hay pocas mujeres dentro de la disciplina?

– M.P.: Es imposible responder esa pregunta sin analizar otras cuestiones. Tanto la historieta, como el rock, la ciencia ficción o la literatura policial, las grandes artes menores del siglo pasado, supieron ser en sus comienzos algo así como el patio de juegos de los expulsados culturalmente, pero donde solo podían jugar los varones, con las mujeres a un lado, ocupando apenas lugares preestablecidos. Hubo mujeres que rompieron esa norma, pero si se recorren todas esas artes con una mirada contemporánea, se constatará siempre la llamativa ausencia de mujeres. Y la historieta no es la excepción. Pero es una realidad que felizmente está cambiando, ya que la presencia femenina es mayoría en las ferias de fanzines, y las autoras más interesantes de la nueva generación que van apareciendo generalmente son mujeres.

– T: ¿Hay crítica en los trazos de las nuevas generaciones?

– M.P.: Colectivamente, las historietas reunidas en las 400 páginas del libro impactan estéticamente por su variedad, y al mismo tiempo no es literatura de evasión, sino que aparece como ampliamente comprometida, tanto en la creación de su arte como en el análisis de su entorno. Y eso implica una crítica permanente, mas allá de que los colores sean atractivos. Supongo que se podría decir que las historietas del libro son más arena que aceite en el engranaje, sin dudas.

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