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Cinco señales de falta de empatía

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La falta de empatía empobrece la vida y las relaciones. Se trata de un gran obstáculo reforzado por el egoísmo, los estereotipos y los prejuicios.

Cinco señales de falta de empatía

La falta de empatía es un gran obstáculo para tener relaciones armónicas con los demás, pero también con uno mismo. El yo y los otros son realidades que se influyen mutuamente, se complementan y se determinan. Que tengas baja capacidad para comprender a los demás es una indicación de que muy probablemente no te comprendes del todo a ti mismo.

El individualismo y la imposibilidad de adoptar nuevos puntos de vista son rasgos que terminan dando lugar a conductas poco constructivas. Uno de los aspectos que le ha permitido al ser humano separarse de la naturaleza y crear civilizaciones es la cooperación. A su vez, la falta de empatía limita ese operar con otros.

Tanto la vida como el pensamiento y el mundo emocional se empobrecen mucho cuando no hay empatía. Hay quien no es consciente de esto e incluso confunde la empatía con ciertos rasgos de generosidad o desprendimiento. Por eso se vuelve importante hablar sobre algunas de las señales que desvelan la falta de empatía. Las siguientes son algunas de ellas.

La empatía reside en la habilidad de estar presente sin opinión”.

-Marshall Rosenberg-

  1. Ponerse como ejemplo a sí mismo
    Este es un rasgo que muchas veces pasa desapercibido porque muy frecuentemente se manifiesta en el marco de una sesión de “consejos”. También se acude a este recurso como aparente elemento de motivación. Así que si alguien te cuenta un problema le contestas hablándole de cómo resolviste tú un problema similar.

Así mismo, si una persona tiene dificultades para hacer algo, respondes hablándole de las virtudes de las que has hecho gala en situaciones similares. Todo esto es una clara señal de falta de empatía. Precisamente, la empatía implica ver las situaciones desde la posición del otro, no desde la de uno mismo.

  1. Falta de tacto en el lenguaje
    En los tiempos que corren no es raro encontrarte con algún sincericida en el camino. Son el tipo de personas que se precian de ser francas o de expresar sus ideas espontáneamente y sin cálculos. En la práctica pueden ser hirientes, groseros o simplemente desconsiderados o toscos con los demás.

En la comunicación humana importa el interlocutor, así como también importa el tipo de vínculo que hay. No es saludable que el lenguaje se emplee descarnadamente, a menos que sea estrictamente indispensable, o que se convierta en un medio para imponerle el malestar propio a los demás.

  1. Estereotipos y prejuicios, señales de falta de empatía
    No hay nada más ajeno a la empatía que los estereotipos. Justamente esa tendencia a generalizar y simplificar los rasgos de los otros es muestra de una gran incapacidad de ver al otro en su integridad y su diferencia. Las cosas pueden tener rasgos idénticos, las personas no.

Los prejuicios implican un mecanismo similar. Se basan en generalizaciones que carecen de evidencias que las sustenten. Se mantienen solamente por la falta de conocimiento o de reflexión. La empatía exige estar abierto al mundo del otro, en lugar de cerrarse amparándose en una etiqueta superflua.

  1. Promover los rumores
    Los rumores son un acto de desconsideración con los demás. Configuran una falta de respeto porque suponen la puesta en tela de juicio de la vida personal o privada de alguien. Hacer circular información sobre otra persona por curiosidad, envidia o falta de autonomía, equivale a instrumentalizarla.

En los rumores se da pie a una especie de juego de espejos. Cada uno se mira en aquella persona de quien se desata el rumor para contrastarse y para conocer la opinión de los demás frente a las debilidades o los errores. Con ello solo se satisface un egoísmo infantil que deteriora la imagen del otro y la autonomía de uno mismo.

  1. Utilitarismo
    El utilitarismo se expresa a veces en conductas que buscan hacer del otro un instrumento para lograr objetivos o satisfacer necesidades propias. Otras veces se manifiesta como una valoración sesgada de los demás con base en la utilidad que tiene para conseguir finalidades grupales o sociales.

En los dos casos ese utilitarismo es señal de falta de empatía. Todo ser humano tiene valor y dignidad por el solo hecho de existir. Merece el respeto y la consideración de los demás simplemente porque formamos parte de la misma especie. No importa si está en un hospital, en una cárcel o en condición de pobreza.

Las señales de falta de empatía son eso: señales. Todos, en alguna medida somos capaces de ver, entender y aceptar la realidad del otro. Si incrementamos esas capacidades, con el ejercicio continuo de la comprensión y la compasión, los primeros en ganar somos nosotros mismos. Ganamos la llave a mundos desconocidos que, sin duda, van a enriquecernos.

La mente es maravillosa

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