El ajo no ocupa mucho espacio, por eso es posible cultivarla en cualquier contenedor que tenga al menos unos 20 cm de profundidad. Puede ser una jardinera, un cajón de madera, tachos, latas, entre otros.

Para sembrar ajo, lo ideal es elegir ajos que estén bien adaptados al clima donde se va a cultivar, pero de no ser posible, tendremos la paciencia para que se adapten con el tiempo. Si son de origen ecológico, mejor, aunque también funciona sembrar los ajos brotados de la verdulería.

Además, hay que tener en cuenta el tamaño, elegir los más grandes, que no presenten zonas blandas y que no arrugas y deformidades.

Cuidados básicos del ajo

Se recomienda esperar los primeros meses fríos para comenzar el cultivo de los ajos. El otoño es ideal, aunque en algunas latitudes es más húmedo por las lluvias y habrá que regular el tema de los riegos. También hay que asegurar un buen drenaje. Cualquier exceso de agua, echará a perder estos bulbos.

También habrá que tener en cuenta el momento óptimo para la cosecha, porque apresurarse puede hacer que se pierdan todas las cabezas de ajo que ya están desarrolladas.

Cosecha

La cosecha del ajo se produce de 7 a 9 meses después de su siembra o plantación. Para saber cuándo cosecharlos observaremos que los ajos sacarán un tallo, que es su flor, justo antes de estar listos. Hay que quitar esa flor y proceder a doblar o pisarlos para que “engorden”.

Una vez que lo que fueran las hojas están bien secas, se procede a retirar con cuidado de la tierra cada cabeza de ajo y se deja un par de días al sol. Si hay pronóstico de lluvias, mejor colocarlos a resguardo.

Es conveniente seleccionar las mejores cabezas para volver a sembrar al siguiente ciclo.