Desde que comenzó el aislamiento social por el brote, el hombre se acercó todos los días a la puerta de la casa en donde viven sus padres, quienes además son enfermos crónicos y desde la calle, toca para ellos su acordeón.
“Tengo unos papás lindos. Son personas buenas, cariñosas”, aseguró Gonzalo en una entrevista y contó que fue un vecino del lugar quien lo grabó.