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Día del Amigo: por qué se celebra el 20 de julio en Argentina

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El Día del Amigo se celebra en la región por iniciativa de un argentino que ganó prestigio mundial.

Día del Amigo: por qué se celebra el 20 de julio en Argentina

BUENOS AIRES. La llegada de la Humanidad a la Luna, ocurrida un 20 de julio de 1969, motivó el inicio de la celebración del Día del Amigo en Argentina.

El ideólogo fue el argentino Enrique Febbraro, quien envió unas mil cartas manuscritas a 100 países desde su casa Lomas de Zamora, Buenos Aires.

De acuerdo con Agrofy, de esta forma, el profesor de psicología, músico y odontólogo obtuvo 700 respuestas. Así observó que había nacido el Día del Amigo.

En 1979, la dictadura cívico militar autorizó la celebración del Día del Amigo. Luego se sumaron entidades públicas y privadas de Argentina y naciones de América Latina.

Febbraro, quien murió el 4 de noviembre de 2008, fue propuesto dos veces como Premio Nóbel de la Paz.

En 2006, La Voz del Interior le hizo una entrevista a Febbraro, dos años antes de su fallecimiento.

Sobre el Día del Amigo, contó: “Fue una vieja ocurrencia de cuando era locutor en Radio Argentina con Juan Monti. En esos días, el gobierno nos daba una lista con las celebraciones que había que evocar todos los días. Era una cantidad enorme de fechas patrióticas, militares, políticas, pero no había ninguna virtud que se festejara. Le conté a Monti mi idea de festejar el Día del Amigo. ‘Y bueno hágalo. Yo lo voy a apoyar’, me dijo. Pero cuando empecé a buscar qué día se podía festejar, siempre coincidía con alguna tontería”, sostuvo.

Y ante la pregunta sobre cómo definía la amistad, Febbraro reflexionó: “Es la virtud más sobresaliente porque es desinteresada de todas maneras. Una virtud que se hace notar sobre determinadas personas y que se acaba. En cambio, el amigo es una persona real, que ronca, que tiene mal carácter y que uno lo aguanta porque lo conoce”, sostuvo.

“El amigo es otro cuero. La amistad es una cuestión teórica. Porque por más amistad que yo tenga en el espíritu, a la hora de mi muerte voy a necesitar seis tipos que lleven mi cajón y van a ser amigos. Y en la alegría también. Si quiero hacer un asadito en mi casa, ¿a quién voy a traer? A la gente que me quiere y que quiero”, remató Febbraro en aquella entrevista del 2006.

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