Bennesch comenzó explicando el origen del término, indicando que, aunque el nombre se deriva del alemán y hace referencia al orden sistémico de las estrellas, no tiene relación con la astrología. En cambio, se centra en las dinámicas de relaciones y vínculos dentro del clan familiar y su entorno. Destacó que las constelaciones familiares no solo son una herramienta técnica, sino también una filosofía de vida.

Una parte fundamental de su explicación fue la referencia a los principios descubiertos por Bert Hellinger, el fundador de las constelaciones familiares. Bennesch mencionó los “órdenes del amor”, que son leyes que rigen las dinámicas familiares y pueden influir en los conflictos y obstáculos que enfrentamos en la vida.

La práctica de las constelaciones familiares implica representar a miembros del sistema familiar para visualizar y resolver patrones o conflictos. Estas representaciones ayudan a identificar influencias ocultas dentro del árbol genealógico y a buscar reconciliación para promover el desarrollo personal.

Bennesch destacó que las constelaciones familiares pueden realizarse de manera individual o grupal, y subrayó la importancia de que los participantes puedan sentir o experimentar sensaciones que no son propias, sino que provienen de información transmitida por otros miembros del sistema familiar.