El sábado, unas 20.000 personas se reunieron en Berlín para manifestar su descontento con las medidas para controlar el coronavirus.
Ulrike Demmer, la portavoz de Angela Merkel, calificó de “inaceptable” que estos manifestantes no respetaran el distanciamiento físico ni usaran mascarillas.
Demmer destacó que las movilizaciones pacíficas son importantes, inclusos en tiempos difíciles como los que vivimos, pero aseguró que “el comportamiento de muchos manifestantes no se justifica de ninguna manera y malentiende el elevado valor que tiene la libertad de expresión”.
La portavoz también criticó los ataques a la policía y las dificultades que vivió la prensa en la convocatoria.
También expresó que es inaceptable que los manifestantes “no sean conscientes de su responsabilidad hacia los demás, o los ignoren a propósito, poniendo el riesgo la salud y la vida de los más débiles de la sociedad”.