El balance de víctimas puede
aumentar en las próximas horas, porque muchos de los heridos corren peligro por
la escasez de bolsas de sangre, advirtió el doctor Nasra Ali del Hospital
Medina, citado por la agencia de noticias EFE.
El atentado fue perpetrado esta mañana de sábado a las 8 hora
local (02:00 de Argentina), en plena hora pico de una jornada laboral, cuando
un presunto suicida hizo estallar una camioneta en la frecuentada intersección
que conecta Mogadiscio con la localidad de Afgoye, situada a unos 20 kilómetros
al este de la urbe.
“Nuestra ambulancia llegó la primera. Nos encontramos con
cuerpos desperdigados y personas heridas. Algunos de los cuerpos habían sido
quemados vivos”, contó Abshir Mohamed Amina, uno de los socorristas del
servicio de ambulancias Aamin sobre el terreno.
El brutal ataque fue reivindicado por la organización
fundamentalista islamista Al Shabaab, célula somalí de Al Qaeda desde 2012,
según reportó la agencia de noticias ANSA.
Una ONG internacional con presencia en el país africano elevó
el número de fallecidos a 94, una cifra dada también por el diputado somalí
Abdirizak Mohamed en su cuenta de Twitter.
Según Mohamed, entre las víctimas figuran 17 policías, 73
civiles somalíes y cuatro extranjeros, de los cuales dos de ellos eran unos
ingenieros turcos que trabajaban en la empresa de construcción encargada de las
obras en esa carretera, confirmó la embajada de Turquía en Mogadiscio.
Entre los fallecidos, hay también 17 estudiantes de la
universidad privada de Benadir, quienes atravesaban el cruce en un minibús
cuando se produjo la explosión.
En las inmediaciones del lugar del ataque, existía una
oficina de Tráfico donde decenas de personas acudían a diario para pagar
impuestos de circulación y además numerosos coches patrulla, estudiantes y
vendedores ambulantes de qat (estimulante vegetal muy consumido en Somalia),
según diversos testigos.
Decenas de familias acudieron a los hospitales Erdogan,
Medina y la clínica especializada Kalkaal para buscar información sobre el
estado de sus parientes, mientras que el personal sanitario pidió a la
población que acudiese a donar sangre.
“Se ha solicitado a otros pacientes, familiares e incluso a
médicos, enfermeras y personal del hospital que donen sangre con urgencia para
ayudar a las víctimas. La situación es mala”, aseguró el doctor Yahye Ismail
del Hospital Erdogan.
“No recuerdo una tragedia semejante desde el ataque en la
intersección de Zoobe (en Mogadiscio)”, continuó el médico, en referencia al
doble atentado con camión bomba en un mercado de la capital que causó 587
muertos el 14 de octubre de 2017.
Con la cifra de víctimas mortales actual, el ataque de hoy es
el tercero más mortífero en la historia reciente de Mogadiscio; solo superado
por el de Zoobe, y en octubre de 2011, por la explosión de un suicida del grupo
radical islámico Al Shabab que mató a más de un centenar de personas en un
mercado.
El presidente somalí, Mohamed Abdulahi Farmajo, lamentó el
ataque y dio sus condolencias a los familiares y amigos de las víctimas.
“Está claro que los terroristas no dejaran (tranquila) a una
sola persona en este país. Son nuestros enemigos y tenemos que centrarnos en
eliminarlos”, sentenció el mandatario en una conferencia de prensa.
Los yihadistas de Al Shabab habían manifestado recientemente
su rechazo a la construcción de esta carretera.
Si bien la capital somalí permanece nominalmente bajo control
del gobierno, sufre a menudo atentados de esta organización afiliada a Al Qaeda
que controla las áreas rurales del centro y sur de Somalia, país del que quiere
expulsar a todas las tropas extranjeras e instaurar un Estado islámico de corte
ultraconservador.
Somalia vive en un estado de conflicto y caos desde 1991,
cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, una situación que dejó al
país sin gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la
guerra.
Atentado en Somalia dejó 94 muertos
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