Las negociaciones comenzaron
el miércoles en la sede del Congreso, en Valparaíso, y continuaron este jueves en
Santiago, sin que se anunciaran avances suficientes como para llegar hacia el
consenso.
El eje de la discusión, aceptada por los políticos es la
necesidad de la reforma para aplacar las protestas además del mecanismo que se
empleará para modificar los textos constitucionales.
El diario El Mercurio informó que la coalición oficialista
Chile Vamos propuso a la oposición que se forme una Convención Constituyente
integrada por 40% de parlamentarios en funciones, otro 40% de asambleístas
elegidos por voto popular y 20% de técnicos designados por ese 80% del plenario.
Algunos partidos de la oposición rechazaron en primera
instancia esa oferta porque prefieren que la totalidad de la composición del
cuerpo surja de elecciones, pero las negociaciones aún no se dieron por
cerradas.
Si llegara el consenso, se redactará un documento con la
propuesta definitiva, que será sometida a un plebiscito.
Guido Girardi, del opositor Partido Por la Democracia,
expresó que “en estas condiciones no hay ninguna posibilidad” de
acuerdo y sostuvo que se debe “volver al mecanismo de que los ciudadanos
decidan”.
En la misma línea se manifestó el presidente del Partido
Socialista, Álvaro Elizalde, quien admitió un retroceso claro en lo que se
había podido conversar durante la jornada anterior.
“Nosotros tenemos voluntad de diálogo y obviamente siempre
hay que seguir conversando, pero la propuesta que ha hecho hoy el oficialismo es
profundamente antidemocrática”, sentenció, citado por la agencia ANSA.
Según Elizalde, si el oficialismo impone su idea, “menos de
la mitad de quienes van a redactar la constitución van a ser elegidos por la
ciudadanía y 20% va a ser designado”. “Quieren volver a la lógica de los
designados”, se quejó.
A su vez, Fuad Chahin, presidente de la Democracia Cristiana,
admitió que hubo un retroceso, pero advirtió que no es momento de “tirar del
mantel” sino de dialogar y llegar a acuerdos.
En cambio, el Partido Comunista y sectores del izquierdista
Frente Amplio se retiraron de la discusión.
El debate se lleva a cabo en medio del mayor estallido social
en esta etapa de la democracia chilena, en cuyas principales ciudades se llevan
a cabo todos los días multitudinarias protestas, saqueos, actos de violencia y
todo tipo de desmanes, incluso en los períodos en los que el presidente
Sebastián Piñera hizo regir el estado de excepción, la militarización de los
espacios públicos y el toque de queda.
Múltiples denuncias se acumulan en Chile por la brutalidad de
la represión de los Carabineros y militares que hicieron frente a los manifestantes,
contexto en el que se confirmaron las muertes de al menos 23 personas y la
existencia de miles de heridos y detenidos.
Las normas chilenas prevén tres caminos posibles para cambiar
la Constitución. El primero es la instalación de un Congreso Constituyente, que
convertiría al Parlamento en Asamblea habilitada para modificar artículos, una
fórmula que es rechazada por los manifestantes por el desprestigio del Poder
Legislativo.
Otra vía puede ser la formación de una Convención
Constituyente integrada por legisladores y asambleístas designados en
elecciones, una fórmula discutida por los sectores de la oposición que impulsan
la reforma y resisten la idea de la imposición de parlamentarios sin pasar por
el tamiz de las urnas.
Queda entonces la alternativa de declarar la necesidad de la
reforma constitucional y convocar a elecciones para instalar una Asamblea
Constituyente, capacitada para sesionar de manera soberana y con total
independencia del Congreso.
Esta última opción es la que menos seduce al oficialismo,
debido a que una elección en este momento, en el que las encuestas destacan la
impopularidad de Piñera, puede dejar a la alianza gobernante con escasa
representación en el trámite de reforma.
Chile: Áspera negociación para la reforma de la Constitución
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