La investigación de este hallazgo se publicó en la revista Science Advances.

Estudios anteriores señalaron que la cantidad de agua dulce subterránea en Hawái es sustancialmente menor a la esperada, tomando en cuenta el nivel de precipitaciones.

Para rastrear posibles filtraciones del agua dulce hacia el océano, los autores del trabajo analizaron por imagen electromagnética el agua marina frente a la isla y midieron la conductividad, una propiedad que es más elevada en el agua salada en comparación con el agua dulce.

Los investigadores crearon un equipo flotante que propaga un campo electromagnético en el agua y lo remolcaron con ayuda de un bote. De esta manera, crearon un rastro electromagnético ininterrumpido a lo largo de 200 kilómetros de la línea costera.

Mediante esta técnica, modelaron los flujos de agua dulce que desemboca en el océano, así como sus correspondientes reservorios subterráneos. Según sus estimaciones, los ríos se extienden por unos 35 kilómetros, excediendo la línea costera al menos 4 kilómetros mar adentro hacia el oeste.

A su vez, calculan que los reservorios descubiertos poseen aproximadamente 3,5 kilómetros cúbicos de agua dulce, lo que equivale a 1,4 millones de piscinas olímpicas y es el doble de lo que se creía antes.

Los autores de la publicación esperan que este descubrimiento sea de gran utilidad para las comunidades que viven sobre islas volcánicas similares a Hawái, como las islas Galápagos, el archipiélago de las Comoras, Cabo Verde o la isla de la Reunión, afectadas por la escasez de agua dulce, como consecuencia de las crecientes sequías acarreadas por el cambio climático.