Un feroz incendio forestal en California obligó a evacuar a más de 30.000 personas de sus hogares en la exclusiva zona de Pacific Palisades, Los Ángeles. Las llamas, avivadas por los intensos vientos Santa Ana y la baja humedad, ya han consumido más de 1.000 hectáreas y amenazan al menos 10.000 viviendas.
Kristin Crowley, jefa del Departamento de Bomberos de Los Ángeles, explicó que las condiciones climáticas y la topografía del terreno dificultan gravemente el trabajo del personal. “El incendio se alimenta de una combinación de fuertes vientos y una geografía desafiante”, indicó.
El caos se desató en las vías de evacuación, con atascos en Palisades Drive que impidieron el paso de vehículos de emergencia. Algunos residentes abandonaron sus coches y huyeron a pie, cargando maletas y mascotas, mientras las autoridades utilizaron maquinaria pesada para despejar los caminos.
David Acuña, Oficial de Información Pública de Cal Fire, subrayó la prioridad de garantizar la seguridad de los evacuados. “Estamos ayudando a las personas a salir de la zona y a asegurar refugios para sus mascotas y ganado”, señaló en una entrevista con CNN.
El incendio, que comenzó en una zona de baja humedad, se expandió rápidamente debido a los vientos Santa Ana, cuyas ráfagas alcanzan hasta 160 kilómetros por hora. El Servicio Meteorológico de Estados Unidos advirtió que estas condiciones críticas podrían prolongarse hasta el jueves.
El gobernador de California, Gavin Newsom, visitó la zona afectada y aseguró que el gobierno federal enviará recursos adicionales para combatir el fuego. “Vi de primera mano el impacto devastador de los vientos y las brasas, así como el número de estructuras destruidas”, declaró en una conferencia de prensa.