Mientras por las calles de Munich se festejaba como si el coronavirus no existiera, en París pasó lo mismo en cuanto a las aglomeraciones pero con una cara totalmente opuesta.
Incidentes, gases lacrimógenos y un final con agresiones y detenidos fue el saldo de los incidentes antes y después de la final de la Champions, que PSG perdió a manos del Bayern.
Es que el PSG habilitó el estadio del Parque de los Príncipes pero con capacidad limitada a 5 mil personas y muchos se quedaron afuera. La presión que ejercieron para entrar desató el primer escándalo con represión de la policía. Y luego del partido, entre los que salieron de la cancha y los que no entraron, hubo saqueos al por mayor a negocios y destrozos por doquier, con quemas de autos incluidos. Y además hubo casi 300 multas a quienes no usaron barbijos.