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Nueva Caledonia, un destino idílico lejano y solitario

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Se trata de un archipiélago de 280.000 habitantes ubicado en Oceanía. Pertenece desde hace 165 años a Francia.

Nueva Caledonia, un destino idílico lejano y solitario

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Se trata de un archipiélago de 280.000 habitantes ubicado en Oceanía. Pertenece desde hace 165 años a Francia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”210634″ img_size=”full” alignment=”center” title=”Fotos DPA.”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Por Christoph Sator (DPA)

NUMEA. Al final del día, la Luna se convierte en un croissant. En el cielo nocturno sobre el Pacífico, efectivamente tiene el aspecto de esta pieza de repostería en forma de cuernito. Pero casi ningún lugar en el planeta está más lejos de una panadería parisina que este archipiélago de Oceanía, Nueva Caledonia: en línea recta son 18.000 kilómetros.

Sin embargo, el archipiélago de 280.000 habitantes pertenece desde hace 165 años a Francia, una situación que tampoco ahora va a cambiar. En un referéndum celebrado a principios de noviembre, el 57 por ciento de la población votó en contra de la independencia. Entre la población aborigen de las islas, los canacos, la decepción es enorme. Ellos ya habían inventado un nuevo nombre para Nueva Caledonia: Kanaky, que significa “país de hombres”.

Por tanto, el territorio francés de ultramar seguirá llamándose Nouvelle-Calédonie, o Nueva Caledonia, nombre que en realidad significa Nueva Escocia. Y es que el explorador James Cook, al descubrir las islas en 1774, vio una gran similitud con el norte de su patria británica. En 1853, el emperador Napoleón III ordenó la conquista de las islas y las convirtió en una colonia penitenciaria.

Nueva Caledonia es uno de los pocos destinos idílicos que se han salvado de la invasión de turistas. En 2017, solo 100.000 turistas visitaron las islas. Fuera de la capital, Numea, hay muy pocos hoteles grandes, por lo que puede ocurrir que el visitante que se dirige por la mañana a una de las bahías tenga toda una playa para sí solo. En otras zonas del archipiélago, como las sabanas, la selva tropical o la costa escarpada, el paisaje es aún más solitario.

La escasa presencia de turistas tiene sus motivos. Para los franceses y otros europeos, Nueva Caledonia está demasiado lejos. Y para los australianos, que son los vecinos más próximos, aunque la distancia entre los dos países es de unos 2.000 kilómetros, el idioma es un obstáculo. Además, Nueva Caledonia, donde todavía se paga con francos, no es nada barata.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”210636″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

Numea

En las colinas de la capital, Numea, situada en la isla más grande, Grande Terre, se encuentran las mansiones de los ricos. En una de las pendientes está el centro cultural de Nueva Caledonia, el Centre Tjibaou, un edificio rodeado de espacios verdes que fue diseñado por el arquitecto erstrella italiano Renzo Piano. Para mucha gente, el Centre es el edificio más bonito en todo el Pacífico Sur.

Junto al centro cultural hay un pequeño aeropuerto desde donde salen aviones de hélice rumbo a las islas más pequeñas, donde la cultura de los canacos es áun más viva, donde las playas son aún más largas y donde el agua es aún más azul. En 2008, los arrecifes de Nueva Caledonia fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Con una superficie de 1,3 millones de kilómetros cuadrados, el Parc naturel de la mer de Corail es una de las zonas marinas protegidas más grandes del mundo.

Ouvéa es quizas la isla más bonita. Solo tiene una extensión de 35 kilómetros y en algunos puntos una anchura de ni siquiera 40 metros. La isla parece ser una sola playa de arena interminable y casi virgen. Solo en Pont de Mouli, un puente en el camino a una laguna, vemos a un par de turistas bañándose en el mar.

Mar transparente

Desde el puente se pueden ver rayas y tortugas nadando en el agua y también observar los contornos de tiburones de aleta blanca y tiburones bebé. Según un conteo oficial, aquí hay 48 especies diferentes de tiburón, que al parecer son todos inofensivos para el ser humano.

En Ouvéa viven 4.300 personas. Casi todos son canacos, a quienes no les gusta mucho compartir su isla con turistas. Koma Waikataes es una de los pocos canacos que viven del turismo. La mujer, de 66 años, regenta un restaurante que ofrece la cocina isleña. Hay pescado asado y ambién bounga, una especialidad local hecha con pollo, boniato y plátanos.

En Ouvéa solo hay dos hoteles. Normalmente, los turistas extranjeros se alojan en cabañas redondas de paja que pertenecen a particulares. Esos alojamientos se llaman “Accueil en Tribu” (Acogida por la tribu). Efectivamente, aquí la vida aún está organizada de forma tribal. El huésped que esté bien informado debe llevar consigo como donación un “manou”, un pedazo de tela en el que está envuelto un billete de pequeña denominación.

Información básica: Nueva Caledonia

Cómo llegar: Desde sus bases en Europa vuelan a Numea Air France, KLM, British Airways y Japan Airlines. El viaje durante más de un día.

Hoteles: En Numea existen varios hoteles de diferentes categorías. En Ouvéa solo hay dos hoteles: el “Paradis”, de cuatro estrellas, cuyos precios arrancan a partir de los 170 euros (unos 194 dólares) por noche, y el “Beaupré”, a partir de 140 euros (160 dólares). Los alojamientos en las cabañas redondas de paja son más baratos y cuestan unos 50 euros (57 dólares) o más. (DPA)

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