Si bien no se sabe con certeza por qué ocurrió, según la leyenda urbana, los dueños de la agencia, padre e hijo, murieron con poco tiempo de diferencia. Se habla de un asalto violento y de un triste final y esto dejó en uno de sus galpones en la localidad de Caseros, todos los autos cero kilómetro que se encontraban en stock en ese momento.
Luego de 30 años, los terrenos del concesionario fueron vendidos y el nuevo dueño tenía planes muy diferentes: revender los lotes vacíos. Para llevar a cabo su plan debió deshacerse de los autos que se encontraban allí.
Para este trabajo contrató a una empresa que se encargó de retirar los autos, los lavaron y empezaron el proceso de restauración. Hasta el momento no informaron que harán con los vehículos.