Economía

Cambios de hábitos alimentarios: más harinas, más pollo y menos lácteos

cargando anuncio

A raíz de que los precios de los alimentos crecieron por encima del promedio general se fueron modificando los hábitos de consumo en Argentina.

Cambios de hábitos alimentarios: más harinas, más pollo y menos lácteos

Más fideos, menos leche, más alitas de pollo, casi nada de carne, poca variedad de verduras y frutas y comedores populares es el combo poco saludable que las familias argentinas con menor ingreso utiliza para poder comer.

El impacto económico de la pandemia, de las cuarentenas y la inflación complicaron cada vez más las opciones con consecuencias para la salud que también presionarán sobre los costos del sistema. Pero los cambios de hábito son transversales, no sólo afectan a la franja más pobre.

Según la canasta básica alimentaria del Indec, en junio se necesitaron 28.414 pesos para alcanzar el conjunto de alimentos mínimos para la subsistencia (y no caer en la indigencia), 4 mil pesos por encima de un salario mínimo.

Mientras que, para este mes, las consultoras privadas proyectan una inflación en torno al 3 por ciento, nuevamente con los alimentos presionando junto al esparcimiento por las vacaciones de invierno.

Desbalance en la alimentación

Hasta marzo del año pasado, un grupo de científicos ejecutó el proyecto Czekalinsky, en Córdoba: durante seis meses un grupo de voluntarios comería solo productos de la canasta básica del Indec, otro usaría los de las Guías Alimentarias (Gapa) de la Secretaría de Salud de la Nación y el tercero mantendría sus hábitos. Por alteraciones en la salud, ninguno del primero alcanzó el lapso estimado.

Martín Maldonado, politólogo e investigador del Conicet, cubrió cuatro meses, bajó seis kilos y se le dispararon los triglicéridos (grasa en sangre; alcanzó los 260 mg/dl), por lo que terminó la experiencia: “En esta primera etapa se mostró que la canasta del Indec es insuficiente como recomendación nutricional, obsoleta como medición de pobreza e inadecuada como medida de ingreso de referencia”.

De las otras dos voluntarias, una abandonó a los tres meses por un descenso de peso abrupto y, la otra, porque además de bajar de peso vio interrumpido su ciclo menstrual. Los análisis médicos marcaron que los tres registraron disminución en el calcio y la vitamina B12 y un aumento del fósforo.

Sin duda esto da un indicador de que la alimentación de los argentinos es poco saludable, y los cambios de hábitos que se llevan a cabo a causa de la inflación tiene gran incidencia en la salud.

Comentarios