Economía

Hay 7 millones de niños y adolescentes que viven en hogares pobres

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El deterioro de los indicadores de este sector de la población es alarmante, pero sería inclusive mucho peor, si no existieran las ayudas sociales que brinda el Estado, según indicaron desde el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

Hay 7 millones de niños y adolescentes que viven en hogares pobres

BUENOS AIRES. El porcentaje de personas menores de 17 años de edad que están por debajo de la línea de la pobreza subió casi 4 puntos durante 2022: pasó del 51,8% al 54,2%. Son 7 millones de niños, niñas y adolescentes que viven en hogares pobres que no reúnen ingresos suficientes para costear una canasta básica, a nivel país.

Según publicó Clarín, entre los que tienen entre 6 y 11 años, la pobreza trepa al 56,5%, entre 12 y 17 años al 56,3% y de 0 a 5 años el 49,5%, según los datos de la Encuesta Permanente de Hogares difundida por el INDEC este jueves. En tanto, la indigencia entre los chicos y chicas de 0 a 14 años, alcanza al 12% de la población de ese grupo etario. Es decir, son menores de edad que residen en hogares que no alcanzan a cubrir los gastos mínimos de alimentación.

De acuerdo con lo que se desprende del informe del INDEC sobre la pobreza en el país, tanto la indigencia como la pobreza infanto-juvenil superan por varios puntos el 8,1% de indigencia promedio y el 39,2% de pobreza a nivel nacional. Así pues, de los más de 18 millones de pobres a nivel nacional, casi el 40% son menores de 17 años.

Mientras que, para el presente año, se esperan números inclusive peores, por el fuerte aumento en las canastas básica y alimentaria, que no se condice con los incrementos en los sueldos y la asistencia social, siempre teniendo en cuenta que, en buena parte de los hogares pobres, predominan los empleos informales, precarizados, en negro y mal pagos, junto con la asistencia social del Estado.

Vale aclarar que estos alarmantes números de la pobreza, que dan cuenta de un deterioro del tejido social y de la alimentación de más de la mitad de las niñas, niños y adolescentes, serían mucho más altos de no existir la asistencia social que presta el Estado, a través de la Asignación Universal por Hijo (AUH), las pensiones no contributivas, y los planes sociales como Potenciar Trabajo, según lo admitió Agustín Salvia, director del Observatorio Social de la UCA (Universidad Católica Argentina)

“Sin los programas sociales, los primeros cálculos arrojan niveles de indigencia de entre un 25 y 30% y los de pobreza superarían el 65% del total de niños y adolescentes menores de 17 años”, comentó Salvia a Clarín y a otros medios nacionales.

Según comentó Salvia a A24, actualmente la sociedad argentina se divide en tres capas o sectores sociales: una privilegiada con acceso a viajes y con todas las necesidades materiales resueltas, una capa media empobrecida, que cada vez ve más deteriorados sus medios de vida, y un sector completamente excluido, que ni siquiera puede asegurar su sustento alimenticio diario.

Este análisis de Salvia, de ser acertado, implica que dos tercios de la población es pobre o indigente, o está sujeto a un proceso de pauperización constante, lo que incide en una reproducción de la pobreza, al verse dañadas las trayectorias educativas y laborales de los chicos que crecen bajo esas condiciones.

De acuerdo con el economista Ismael Bermúdez, “esta dimensión de la pobreza infantil es un factor de reproducción de la pobreza. Porque el chico que nace y se desarrolla con privaciones alimentarias, de vivienda, salud o educación tiene un futuro comprometido y también toda la sociedad. Y marca que décadas atrás, mientras los padres pensaban que sus hijos iban a estar en mejores condiciones de vida que la que tuvieron ellos a esas mismas edades, desde hace años está pasando lo contrario: los chicos viven en inferiores condiciones de vida a la de sus padres”.

“Además, la mayoría de esos chicos vive en hogares sostenidos por trabajadores formales con bajos ingresos, en empleos precarios e informales, subocupados y cuentapropistas que también se desempeñan en la informalidad, sin la cobertura de la Seguridad Social. Todo lo cual amplía la persistencia y la dimensión de la pobreza”, remarcó el investigador al respecto de este problema.

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