En función de ese
informe, el abogado querellante Juan Pablo Gallego, había asegurado a Télam que
las conclusiones dejaban a Lorenzo “a un paso de la cárcel”.
El letrado calificó entonces como “contundente” la pericia psicológica que
recibió la Fiscal Ana Medina, titular de la UFI N° 1, quien finalmente pidió la
detención del sacerdote a la jueza Marcela Garmendia, que libró una orden de
detención, horas antes de que Lorenzo se suicidara.
El informe “concluyó contundentemente en confirmar rasgos psicopáticos,
perversos, narcisistas y obsesivos en el Cura Eduardo Lorenzo, imputado por
abusos sexuales reiterados, con acceso carnal”, había dicho Gallego.
El letrado vinculó esas características con el modus operandi que utilizaba el
cura, “que se hacía untar su miembro viril con mermelada de rosa mosqueta como
paso previo a acceder carnalmente a sus víctimas”.
El extenso informe fue desarrollado por las peritos Ayelen Rodríguez, Verónica
Acevedo y Paula Lambertini, y según señaló Gallego, es “lapidario y confirma el
cuadro probatorio que pesa sobre el cura Lorenzo”.
“El único modo en que Lorenzo se vincula es desde la asimetría, de modo
obsesivo y de control”, según el informe, que detalla que el acusado “transmite
una imagen grandilocuente de sí mismo que engrandezca su autoestima. No siente
culpa, ni angustia. La hostilidad siempre está en el afuera”.
El sacerdote fue denunciado en 2008 por cinco jóvenes, pero la investigación
fue rápidamente archivada sin siquiera citarse a las víctimas, pero en marzo de
este año Gallego se hizo cargo de a la defensa de las víctimas y solicitó que
se vuelva a activar.
Héctor Ernesto Vogliolo, Fiscal General de La Plata, reabrió la investigación,
pero el imputado “intimidó e interceptó a cada testigo que fuera a declarar en
su contra, entorpeciendo el proceso judicial”, según Gallego.
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