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La científica cordobesa que caza agujeros negros y estrellas

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Gabriela González es profesora de Física y Astronomía en la Universidad Estatal de Louisiana y lideró el equipo internacional que midió, por primera vez, la existencia de ondas gravitacionales, lo que permitió comprobar la teoría de Einstein.

La científica cordobesa que caza agujeros negros y estrellas

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Gabriela González es profesora de Física y Astronomía en la Universidad Estatal de Louisiana y lideró el equipo internacional que midió, por primera vez, la existencia de ondas gravitacionales, lo que permitió comprobar la teoría de Einstein.[/vc_column_text][vc_single_image image=”187828″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]La pasión por la Física, por esa disciplina “capaz de explicarlo todo”, llevó a Gabriela González, de su Córdoba natal, a trabajar en EE. UU. con un equipo de más de mil científicos que permitió, por primera vez, medir la existencia de ondas gravitacionales.

Esto se logró gracias a los instrumentos desarrollados por LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory), equipo liderado por ella misma. La detección realizada por LIGO hizo merecedores del Premio Nobel de Física en 2017 a Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne.

A esa primera e histórica medición le siguieron cinco más. “Estamos trabajando en optimizar el uso de la tecnología en los detectores y en desarrollar mejor tecnología”, explica González en diálogo telefónico con DEF desde la Universidad Estatal de Louisiana, en EE. UU., donde es profesora de Física y Astronomía.[/vc_column_text][vc_column_text]Leé además: Científicas crearon producto antimicrobiano con yerba mate

-¿Qué es LIGO y por qué su trabajo sirvió a los galardonados del Nobel de Física el año pasado?
-El proyecto LIGO, que consta de dos observatorios en EE. UU. y uno en Europa, tiene por objeto detectar ondas gravitacionales usando láseres que miden con precisión las distancias entre espejos. Las ondas gravitacionales son una predicción de la teoría de Einstein, que decía que, cuando las masas se mueven muy rápido, están muy aceleradas y pueden producir una distorsión del espacio-tiempo. Es como si las distancias y los tiempos cambiaran. Esto medimos con los láseres.

-¿Cómo se involucró en esta iniciativa?
-Fue en 1989, cuando me mudé de la Argentina para hacer mi doctorado en la Universidad de Siracusa. Allí, había un profesor, Peter Saulson, que hablaba de este proyecto, que estaba empezando. Yo hasta ese entonces había trabajado en la teoría de la relatividad, en calcular el espacio y el tiempo. La idea de poder medirlo me encantó. Hice la tesis de doctorado y mi director fue Saulson. Estaba relacionada con las limitaciones de sensibilidad que podían llegar a tener los detectores cuando se construyeran. Después, fui a trabajar al MIT con la gente del proyecto, con Rainer Weiss, que ganó el Nobel (de Física 2017), y desde entonces trabajo en esto.

-¿Cuál es el objetivo?
–El objetivo no era detectar ondas gravitacionales para probar la teoría de Einstein, sino construir estos observatorios. Los sistemas que producen ondas gravitacionales que se pueden medir son estrellas de neutrones y agujeros negros, objetos astrofísicos, que están lejos, objetos extragalácticos. Pero para medir las señales que pasan por la Tierra, que son producidas por esos objetos tan lejanos, se necesita medir muchas señales, se necesitan detectores más sensibles. En realidad, las primeras ondas gravitacionales vinieron antes de lo que esperábamos. Pensábamos que íbamos a tener que trabajar un poco más. Aun así, queremos hacer los detectores lo más sensibles que podamos para detectar más señales por unidad de tiempo. Si ahora detectamos una cada dos o tres meses, querríamos llegar a varias por mes o por día. Estamos trabajando en optimizar el uso de la tecnología en los detectores y en desarrollar mejor tecnología.

-¿Cuántas de estas detecciones han hecho hasta ahora?
-Varias; la primera fue emitida por la colisión de dos agujeros negros, en septiembre de 2015. Desde entonces, hemos detectado otras cuatro señales de colisiones de agujeros negros; y una señal, la última, que fue la colisión de dos estrellas de neutrones, que produjo también ondas electromagnéticas que se pudieron medir con otros observatorios. Hemos hecho dos corridas de datos: una en 2015-2016 y otra en 2016, que paramos en agosto de 2017. Ahora, empezaremos de nuevo en enero de 2019 y tomaremos datos por un año. Alternamos el trabajo en los detectores para hacerlos más sensibles con toma de datos para detectar ondas gravitacionales.

-¿Qué la inspiró a dedicarse a la Física?
-Cuando estaba terminando la secundaria, teníamos muchas clases de Física, Matemáticas y Química… Me encantaba la química de los átomos, explicar las moléculas, y el hecho de que los átomos estuvieran hechos de partículas, y que todo, incluso las estrellas, estuvieran hechas de átomos, y eso era la Física. Me parecía que la Física explicaba todo.

-¿Cómo se ve, profesionalmente, en 10 años?
-Me veo haciendo lo mismo. Bueno, casi, porque los últimos 6 años, hasta marzo del año pasado, estuve dirigiendo la colaboración de LIGO. Ahora no, voy a estar trabajando más en lo que me gusta, en los detectores, en mejorar su sensibilidad, en limpiar los datos, además de enseñar, claro. En los últimos 10 años, hemos estado haciendo esto y no hemos detectado ondas gravitacionales aún. Ahora, cada vez que uno hace algo, está pensando que va a poder detectar un 20 % o un 30 % más de señales. Es un incentivo muy grande.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]


Infobae / vm.

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