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Llegaron las primeras ballenas a la Península de Valdés

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Los primeros ejemplares de ballenas franca austral fueron avistados este fin de semana en los golfos que forman la silueta de Península Valdés, en el noreste de Chubut, como preludio de la temporada que se iniciará el mes próximo y se prolongará hasta fin de año.

Llegaron las primeras ballenas a la Península de Valdés

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Los primeros ejemplares de ballenas franca austral fueron avistados este fin de semana en los golfos que forman la silueta de Península Valdés, en el noreste de Chubut, como preludio de la temporada que se iniciará el mes próximo y se prolongará hasta fin de año.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”173004″ img_size=”full” alignment=”center” title=”Foto diario Río Negro.”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Los “adelantados” de la temporada fueron divisados en el área municipal protegida de El Doradillo, 15 kilómetros al norte de Puerto Madryn, sobre el punto más occidental del golfo nuevo, en el contorno sur de Península Valdés, confirmó el jefe de guardafaunas de esa repartición, Juan Cruces.

“Se vieron dos ejemplares en cercanías de Playa Canteras. Son dos adultos”, precisó Cruces en su cuenta de Facebook, mientras que su colega de Puerto Pirámides, Marcelo Franco, describió desde otro punto del golfo nuevo que “también se divisaron ejemplares, que evidentemente son los primeros porque son muy pocos”.

La temporada oficial para el avistaje de cetáceos va desde junio hasta diciembre, por lo que esos primeros ejemplares forman parte de un proceso paulatino hasta que se completa la población que, de acuerdo a los censos aéreos, llega a los 2.000 ejemplares entre machos, hembras y crías.

Los mamíferos, que pueden pesar 50 toneladas y medir unos 15 metros de largo, cumplen allí con el ciclo vital de apareamiento, parición y adiestramiento de sus crías.

Desde 2015 investigadores y biólogos de la zona comenzaron a colocar dispositivos satelitales en la zona dorsal de algunos ejemplares de ballena Franca Austral (Eubalaena australis) para determinar su recorrido por el Atlántico.

La actividad se amplió y perfeccionó el año pasado, cuando varios animales fueron “marcados” en el golfo San Matías, norte de la Península Valdés, con motivo del proyecto “Rutas de migración y potenciales áreas de alimentación de la ballena Franca Austral”.

Las señales que arrojaron los dispositivos revelaron que los ejemplares “no siguen un comportamiento de manada y toman derroteros totalmente distintos o a lo sumo en parejas o grupos de tres, con orientación hacia el noreste, sudeste y este”, siempre tomando como referencia a la península.

“Ese es su punto de encuentro, la península es el centro de reproducción y allí van hembras y machos siempre”, explicó a Télam Enrique Crespo, investigador superior del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos.

Los ejemplares “marcados” son además anotados en un exclusivo “padrón” con nombres tales como “Segunda”, “Lolita”, “Mariposa”, “Gaucha”, “Saltimbanqui”, “Mandarina”, “Cherubino” y “Traviata”, entre otras denominaciones.
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