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Murió esperando el medicamento del Pami

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Gustavo Souza necesitaba dos fármacos para su dolencia pulmonar. Pero el Pami dejó de entregárselos. Un juez ordenó al organismo que lo hiciera. La obra social no acató el fallo. El magistrado insistió, aunque ya fue tarde. El hombre, de 71 años, finalmente murió.

Murió esperando el medicamento del Pami

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Gustavo Souza necesitaba dos fármacos para su dolencia pulmonar. Pero el Pami dejó de entregárselos. Un juez ordenó al organismo que lo hiciera. La obra social no acató el fallo. El magistrado insistió, aunque ya fue tarde. El hombre, de 71 años, finalmente murió.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”137269″ img_size=”full” alignment=”center” title=”Gustavo Souza murió el domingo pasado. “][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Un paciente de la ciudad de Buenos Aires que había obtenido una medida cautelar de la Justicia para que el PAMI le proveyera un medicamento para tratar una fibrosis pulmonar, murió mientras esperaba el cumplimiento del fallo.

El 28 de setiembre pasado, a las 13.20, ingresó por mesa de entradas del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) el oficio con la medida cautelar dispuesta por el juez en lo Civil y Comercial Federal Roberto Torti.

El magistrado le ordenó a la obra social de los jubilados que le proveyera al paciente, los medicamentos OFEV 150 mg. y Tobramicina 300.

El paciente contaba con un certificado de discapacidad y un informe concordante del Cuerpo Médico Forense, y el fallo del juez Torti advertía que “de no accederse con premura a las prestaciones requeridas podría comprometerse la salud a integridad física del afectado, quedando desprotegido por falta de atención durante el trámite de la causa”.

El PAMI había rechazado proveerle el medicamento indicado y ofreció otro alternativo, pero según el fallo, “en el año 2015 el amparista (paciente) intentó efectuar un tratamiento con dicha medicación pero debió suspenderlo por los efectos adversos que le provocó”.

El abogado de la familia de la víctima, Adrián Albor, informó que mientras esperaba el suministro de la medicación, el paciente falleció en el hospital Británico, de Buenos Aires y sus restos fueron inhumados en el Cementerio de la Chacarita.

LA VOZ DE LA FAMILIA

“Gustavo sufrió mucho los últimos días. Mientras tanto, PAMI continuaba con palos en la rueda”. El testimonio le pertenece a Guillermo Souza, hermano del jubilado de 71 años que murió a la espera de que PAMI le reestableciera los dos remedios que tomaba para tratar su afección pulmonar crónica. La víctima, electrodependiente y con certificado de discapacidad, tuvo que presentar un recurso de amparo para que la obra social le provea los fármacos tobramicina y nintedanib, cuyo precio era imposible de abonar para su familia y su jubilación de 6 mil pesos. Incluso, el 28 de septiembre, el juez Roberto Torti intimó al PAMI a entregar la medicación en un plazo menor a las 48 horas. El organismo estatal se negó. Y en el ínterin, Souza se descompensó en su casa, fue trasladado al Hospital Británico y falleció a las pocas horas. “Es el claro ejemplo de la ausencia del Estado”, contaron a Página12 sus familiares y abogados.

Trescientos veintidós mil cuarenta y siete pesos. Ese era el monto –estimado a junio del 2017– que el PAMI debía abonar, en medicamentos, para Souza continuara con su tratamiento contra la fibrosis pulmonar idiopática, una enfermedad crónica que disminuye la función del pulmón. El jubilado, padre de dos hijas y abuelo de cuatro nietos, había comenzado el tratamiento en 2013, y era cubierto en su totalidad por la obra social estatal. Pero todo eso cambió hace unos meses. “En el PAMI ya habían comenzado los rumores de los recortes. Y le habían sugerido a mi hermano cambiar la droga, aunque él ya había probado con otro remedio que le produjo efectos adversos”, sostuvo Gustavo Souza.

En mayo, los rumores pasaron a la acción concreta y el organismo estatal cortó con los dos medicamentos en cuestión. El argumento, según consta en las presentaciones judiciales, fue que uno de ellos (nintedanib) “estaba fuera de convenio con la industria farmacéutica”, mientras que para la droga tobramicina no habría inconvenientes, aunque se debía presentar un análisis de esputo actualizado.

“Con el nivel de respuestas que presentó la obra social, debimos presentar un recurso de amparo en agosto”, explicó Federico Paruolo, abogado del Grupo de Litigio Estratégico. En la presentación se especifica que la falta de esos remedios agravaría “la situación de manera irreversible”, además de que se adjuntó la recomendación de ambos fármacos por el jefe de Neumología del Hospital Británico y la incapacidad de Souza para abonar esos medicamentos. El hombre, de 71 años, cobraba una jubilación de 6 mil pesos. Las dos drogas costaban más de 300.000 pesos.

BUROCRACIA

Luego de un período de exámenes y trámites burocráticos (“a mi hermano lo obligaron a hacer decenas de exámenes, con todo el deterioro físico y psíquico que implica para una persona que debe moverse con silla de ruedas y un tubo de oxígeno”, explicó Souza), el juez Torti, quien había dado lugar al amparo presentado, resolvió que el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados le provea a Souza en el plazo de 48 horas “la cobertura integral de la mediación requerida”. El argumento del magistrado se basó, en gran medida, en el derecho a la preservación de la salud, a la obligación de la autoridad pública a garantizarlo y a la ley 24.901, que dispone de un sistema de prestaciones básicas de atención integral a favor de las personas con discapacidad.

La respuesta del PAMI no llegó mediante la entrega de los medicamentos sino por la vía legal. El 2 de octubre, cumplidas las 48 horas que dispuso el juez, los apoderados de la obra social presentaron un recurso de apelación para rechazar la resolución judicial. Cuatro días más tarde, el juez Torti quiso saber si se había entregado la medicación, a lo que el propio paciente, ese mismo día, volvió a contestar que no. “No hay ningún justificativo para esa actitud”, aseguró el hermano de Souza.

La noche del sábado pasado, en su casa de Villa Urquiza, el jubilado se descompensó mientras utilizaba su concentrador de oxígeno portátil. La ambulancia llegó a la madrugada y dio el diagnóstico de embolia pulmonar. Souza fue trasladado de urgencia al Hospital Británico, y luego de ser intervenido, falleció en el centro médico. La ayuda del PAMI nunca llegó.

(AGENCIA DYN, PÁGINA 12, Jeremías Batagelj)

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