El acto se concretará a las
15.30 en la Base Naval de la ciudad de Mar del Plata, muelle natural del buque
hasta el 25 de octubre de 2017, cuando inició su último viaje.
Durante la ceremonia, la Armada Argentina entregará a los
familiares directos de los tripulantes una condecoración “Al Honor Militar”.
Los allegados participarán además en una misa en la capilla
ubicada dentro de la Base y realizarán una concentración en el ingreso del
predio militar, para pedir avances en la investigación del siniestro.
Las familias de los marinos mantienen su pedido para conocer
qué ocurrió con el buque clase TR-1700, de 66 metros de largo, que fue
localizado a 460 kilómetros de la costa de Chubut, tras una búsqueda que contó
con el apoyo de las marinas de cerca de 20 países desde que se reportara la
última comunicación.
El San Juan perdió contacto a las 7.19 del 15 de noviembre de
2017, ocho horas después de que su jefe de operaciones informara sobre un
principio de incendio en el tanque de baterías número 3, provocado al parecer
por el ingreso de agua por el sistema de ventilación, mientras trataba de
identificar pesqueros ilegales en medio de un fuerte temporal.
Los restos del submarino fueron encontrados por el buque
Seabed Constructor, perteneciente a Ocean Infinity, una firma estadounidense
contratada por el gobierno nacional para llevar adelante la búsqueda, con
dispositivos capaces de operar en profundidades de hasta 6.000 metros.
La localización se produjo cerca del lugar en que se había
registrado el último contacto y del sitio en el que la Organización del Tratado
de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares reportara durante los primeros
días de búsqueda un “evento anómalo, singular, corto, violento, y no nuclear,
consistente con una explosión”.
El hallazgo fue comunicado en los primeros minutos del sábado
17 de noviembre por parte de la Armada a las autoridades nacionales, cuando
varios familiares se encontraban en Mar del Plata convocados desde días antes
para un homenaje que encabezó el presidente Mauricio Macri en la Base Naval.
La Armada y el Ministerio de Defensa hicieron pública la
noticia a la 1.05 de ese día, y en pocas horas capturó la atención del mundo,
como había ocurrido al producirse la desaparición.
La información oficial detalló luego que el casco se
encontraba “en una sola pieza”, “totalmente deformado, colapsado e implosionado”
y sin “aberturas de consideración”, con partes de la hélice enterradas y restos
de tuberías, cadenas y pedazos de chapas desperdigados en un radio de 80 metros.
Estos indicios reforzaron la hipótesis de una “implosión
cercana al fondo”, producto de la presión a una profundidad superior a los
900 metros.
Familiares realizaron marchas, petitorios y un acampe de casi
dos meses en Plaza de Mayo en demanda de la ubicación del buque y reclamo de “verdad
y justicia”.
La localización del submarino puso fin a un operativo de
búsqueda en el que participaron más de 4.000 personas.
Tras su hallazgo, se tomaron 67.000 imágenes en alta
definición, que quedaron en manos de la jueza federal Marta Yáñez, a cargo de
la investigación en Caleta Olivia, que busca determinar las causas del
hundimiento y las eventuales responsabilidades penales.
Hasta el momento, la magistrada imputó a siete ex altos jefes
de la Armada, que han sido citados a indagatoria en el marco de una causa
iniciada por “averiguación de delito”, que modificará su carátula cuando
finalicen las declaraciones, según fuentes judiciales.
Realizarán un homenaje por el segundo aniversario del ARA San Juan
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