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Vuelta de Obligado: arqueólogos trabajan para “superar la historia oficial”

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Los hallazgos del sitio arqueológico Vuelta de Obligado, el campo de batalla donde hace 20 años se “inició la (especialidad) arqueología del conflicto” a nivel nacional con el objetivo de “superar las versiones de la historia oficial”, han permitido la adopción de “nuevas perspectivas” sobre su significación, según el arqueólogo Mariano Ramos que encabeza esa investigación.

Vuelta de Obligado: arqueólogos trabajan para “superar la historia oficial”

La investigación de los “registros materiales” de la batalla terrestre y naval librada en 1845 entre la Confederación Argentina y una alianza aglofrancesa que se conmemora cada 20 de noviembre como “Día de la Soberanía”, sobre este hecho convertido en “tabú durante muchos años” aportaron “un mejor conocimiento” de este hecho histórico.

“Sin dudas la Batalla de Vuelta de Obligado es uno de los hitos más importantes en la defensa de la soberanía nacional, a la altura del Combate de San Lorenzo o la causa de Malvinas: las tres están cruzados por cierto antiimperialismo, por la lucha por la autodeterminación de los pueblos y hacen a la identidad nacional”, dijo Ramos a Télam.

El trabajo de campo realizado por el programa de Arqueología, Historia y Estudios Interdisciplinarios de la Universidad de Luján que dirige Ramos ha permitido determinar la ubicación de la mayoría de las “estructuras militares” defensivas montadas por orden del comandante Lucio Mansilla en la costa derecha del Río Paraná a partir de agosto de 1845.



Así, ha podido establecerse dónde estaban tres de las cuatro baterías de cañones, el campamento, el hospital de campaña, el terraplén, el depósito de municiones y “uno de los mogotes de tierra y hierro donde se engancharon las tres hileras de cadenas montadas sobre 24 barcazas” con las que se intentó impedir que la flota enemiga remontara el Paraná.

“Hemos encontrado bombas, proyectiles, armas o sus fragmentos. También los clavos con los que se unieron los merlones (almenas) que consistían en cajas de madera llenas de tierra y apiladas una sobre otra para formar una fortaleza con huecos (cañoneras) por donde asomaran las armas”, dijo.

De los 35 cañones instalados en tierra, sólo se ubicaron sus marcas dejadas sobre la superficie de tosca a la que fueron fijados, y bajo las aguas del Paraná “un sonar de barrido natural” permitió identificar “19 objetos hundidos”.

“Podrían ser cañones, restos de barcos o cadenas, pero no todo lo que se encuentra ahí corresponde a la Batalla de Vuelta de Obligado”, dijo.

Además, falta localizar la tercera batería -la única que estaba sobre la playa- y “las fosas comunes” donde fueron sepultados los confederados caídos.

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Por otro lado, no se han realizado aún excavaciones en el área de la cuarta batería -emplazada en zona hoy edificada- y en el hospital de campaña, una estructura “de piso de tierra y paredes de ladrillo” que aún se mantiene en pie dentro de una propiedad privada.

Para Ramos dar con la evidencia arqueológica dejada por ocho horas de batalla y tres meses de preparativos “es un desafío profesional importante”, teniendo en cuenta la actividad humana se inició allí miles de años antes, y prosiguió después.

Además, el terreno ribereño estudiado tiene unos dos kilómetros de extensión “y no teníamos referencia de otros sitios arqueológicos así en el país”, dijo.

La denominada Batalla de la Vuelta de Obligado es la primera de las que conforman la “Guerra del Paraná” (1845-1850), cuyo origen hay que buscarlo en la decisión del gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas de prohibir la libre navegación de los ríos interiores a todo país extranjero, lo que generó inmediata reacción de las potencias europeas.

Tras el fracaso de la vía diplomática, “una flota anglofrancesa compuesta por 11 barcos de guerra y 100 barcos mercantes” ingresó al Paraná y fue interceptada por las tropas confederadas a la altura de la Vuelta de Obligado, a unos 18 kilómetros de San Pedro.

“Era una flota muy poderosa, con cañones que tiraban a más de un kilómetro y medio cuando -los argentinos apostados en tierra llegaban a los 700 u 800 metros- y que incluía tres acorazados a vapor que fueron los primeros en el Paraná”, contó Ramos.

Los confederados pelearon aguerridamente, pero la desigualdad de fuerzas hizo que la batalla se resolviera a favor de las fuerzas invasoras, que lograron cortar las cadenas para proseguir viaje por el Paraná y desembarcar a unos kilómetros de allí.

Sin embargo, se suele decir que la de la escuadra enemiga fue una “victoria pírrica”, porque no las poblaciones ribereñas no sólo no compraron sus productos sino que la atacaron sistemáticamente, regresando diezmada al viejo continente. Además, las potencias europeas terminaron reconociendo la soberanía argentina sobre sus ríos interiores.

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