Hoy la agenda marca uno de los eventos más importantes para Latinoamérica, las elecciones presidenciales en el país vecino de Brasil.
Según datos del Tribunal Superior Electoral de Brasil, unas 156 millones de personas podrán acercarse a las urnas para elegir a sus representantes por los próximos cuatro años.
Sin duda una cita histórica, ya que confluyen en esta elección, por un lado, el Presidente en funciones y representante del Partido Liberal, Jair Bolsonaro, y por el otro, el ex mandatario (2003-2011) Lula Da Silva, representante del Partido de los Trabajadores.
Las últimas encuestas arrojan que Lula alcanzaría el 48% de apoyo de los votantes ante el 31% de Bolsonaro, según la consultora IPEC. El sondeo revela que Lula podría ganar la carrera en la primera ronda, ya que cuenta con el 52% de la intención de voto.
En una potencial segunda vuelta, prevista para el 30 de octubre, todo indica que Lula saldría elegido con el 54% de los votos frente al 35% de Bolsonaro.
Mientras tanto, CNN Brasil difundió este martes una encuesta de la agencia AlasIntel que muestra una ventaja menor entre ambos candidatos, pero también deja a Lula muy cerca del umbral del 50%. El sondeo arroja un 48,5% de intención de voto para Lula y 41% para Bolsonaro.
Esta tendencia se viene dando desde que el representante del PT, anunció su candidatura a Presidente, donde los primeros sondeos le daban una amplia victoria en primera vuelta.
Sin embargo, la inobjetable gestión de Bolsonaro en la economía, recortó la diferencia con su principal competidor en los últimos meses.
La inflación volvió a caer en la primera mitad de septiembre en el gigante sudamericano. Un dato positivo luego de los desequilibrios que produjeron tanto la pandemia como la guerra de Ucrania en las economías del mundo, y en el cual se respalda Bolsonaro para tratar de recortar la distancia de 15 puntos que lo separa de Lula.
El índice local de Brasil llamado IPCA-15 cayó un 0,37% durante la primera quincena de septiembre, una baja más profunda que el 0,2% esperado por los analistas y que representa mejores expectativas a futuro en la economía del país para lo que resta de 2022.
A pesar de la buena gestión y la buena administración durante estos 4 años, la campaña del actual Presidente se basó en atacar a su principal competidor por su situación penal.
Recordemos que Lula fue el primer expresidente condenado por corrupción en la historia de Brasil y uno de los más resonantes en Latinoamérica, donde fue condenado en el año 2017, a 9 años de prisión por la causa de Lava Jato, hasta que la Corte Suprema de Brasil anuló el fallo en 2021.
La reaparición en el escenario del fundador del Foro de Sao Paulo despierta un gran temor por el resurgimiento de las ideas de la izquierda en Latinoamérica, donde el país hermano es uno de los últimos bastiones de esta lucha, que viene avanzando en Chile, Perú, México y la propia Argentina.
El mundo entero encendió las alarmas, ya que esta elección puede marcar el quiebre definitivo en las democracias latinoamericanas, por la vuelta a la presidencia de un ex condenado por corrupción, con toda la fuerza y el apoyo de la izquierda radical, que tiene como objetivo llevar estas ideas al continente entero.
Brasil decide, si seguir por la senda del capitalismo exitoso, o caer en un círculo vicioso de populismo.
