Opinión

Clases de verdad

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Hace unas semanas comenzaron a notarse algunos de los viejos hábitos de la política. Se ven esas decisiones sectoriales y no muy generosas que tienen muchos con el que piensa distinto. Reiterada actitud de algunos actores del poder.

Clases de verdad

Esa sesgada descripción de la realidad. La historia escrita por los vencedores.

Por el poder que a veces solo busca construir un relato favorable a sus intereses, a cualquier costo y especialmente, a costa de la realidad.

Los vicios de aquellos funcionarios que también se enojan con esa realidad que prefieren evitar y pretenden borrar con un cuento de hadas.

¿Qué tal si empieza a decir la verdad? A contar toda la historia, con sus bemoles, con sus colores y con su oscuridad.

¿Qué tal si se empieza a ser sincero? A reconocer al otro, al que piensa diferente, al que tiene derecho a reclamar y a expresarse.

No lastiman las ideas. Sería interesante que los que piensan distinto, puedan mostrarles lo que aún falta hacer. No hace daño.

¿Qué tal si se empieza a reconocer algunas falencias? Y ni siquiera se trata de errores, simplemente de reconocer lo que aún queda por hacer.

Y en esta misma línea, también, del otro lado, los dirigentes gremiales deberían empezar a ver lo que se hizo hasta ahora.

No todo es blanco o negro, la película es a color. En el conflicto docente todos deberían empezar a contar la verdad.

Lo bueno y lo malo. Lo que se hizo y lo que falta.

Es necesario que todas las piezas del engranaje educativo funcionen. Se debería empezar a pensar en el bienestar de todos y no solamente a defender las ideas sectoriales.

Hay que cerrar la caja de pandora, o en términos más actuales, hay que cerrar la grieta.

Se puede ser de River o de Boca, pero preferentemente solo en la cancha, quizás en un día como hoy sea más importante que se empiece a ser misionero.

Es fantástica la sensación de un padre cuando lleva a su hijo a la escuela el primer día de clases (después se cansa y demás) pero ese primer día no se olvida.

Ya sea la primera vez en salita de 4 o el primer día del 5 año de la secundaria. No se olvida.

Nuestros hijos hoy están en las escuelas de nuevo, eso significa que crecen, que aprenden y que viven.

Ojalá todos los niños estén en las escuelas siempre, todos los años, todos los días.

Abrir las puertas de un estacionamiento educativo es el primer paso hacia una mejor sociedad.

Sin embargo, lamentablemente, este año hubo algunos niños que no tuvieron clases y algunos docentes que protestaron en vez de enseñar.

Esta es la película completa. Quizás el gobierno hace su mejor esfuerzo. Quizás tengamos la mejor educación que esté al alcance de las posibilidades.

Pero también, evidentemente, hay quienes piden otra cosa.

Existen esos que creen posible otra realidad y que observan desde otra óptica. Eso no hace daño.

Las dos miradas son igual de válidas. Por eso, en vez de medir fuerzas (para ver quién la tiene más grande) sea más fructífero y democrático hacer el ejercicio de reconocer al otro.

Lo que se hizo, pero también lo que falta.

Porque si es verdad que todos queremos un pueblo educado ¡ese es el único camino!

Nota de opinión del periodista de Misiones Cuatro Eduardo Pérez.

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