Opinión

“Los favores recibidos creo habértelos pagado…”

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Nota de opinión del periodista Walter Anestiades

“Los favores recibidos creo habértelos pagado…”

Así canta Julio Sosa en su inmejorable versión del tango “Mano a mano”, que Celedonio Flores, José Razzano y Carlos Gardel escribieron y musicalizaron en 1923.

Recuerdo bien cuando me radiqué en Oberá hace tres lustros. Siempre me gustó la radio. Como emisor y como receptor. Recuerdo que recorrer el dial de las emisoras locales era asistir a la narración homogénea de una vida cotidiana contada como dichosa, en una ciudad que estaba en manos de funcionarios de primera línea y que eran amados por un pueblo que les agradecía salvarlos del “infierno” en que los habían metido, decían, gestiones anteriores. En especial una de las radios y uno de los periodistas capitaneaban ese obvio aparato de propaganda del que sacaban partido el alcalde y sus funcionarios. El periodista-empresario que mejor contaba la fábula de la Oberá feliz  era Carlos Antonio Lindstrom, conocido como “Tony”. ¿Quién era el alcalde que administraba tan bien la ciudad, según contaban en el éter local? Un tal Ewaldo Rindfleisch.

Podríamos escribir un libro acerca de lo que la renovación K, liderada por Rindfleisch, le hizo al pasado, al presente y al futuro de Oberá, al municipio, a las cuentas públicas, a la democracia local, a la oposición, a la cooperativa CELO, e incluso al periodismo. Cómo la ciudad se atrasó, como hubo mucha guita que nunca llegó dónde debía llegar y como todos salieron impune. Y cómo eso fue posible gracias al blindaje recibido no solo de la política sino también del periodismo, con las obvias excepciones. Bueno, de hecho, escribimos un libro.

La obsecuencia  se manifestó por acción y también por omisión. Aún hoy continúa una feroz competencia entre lo que dicen y lo que callan para que los gobernantes parezcan mejor de lo que son. Claro está, cuentan con el salvoconducto de una sociedad que, en su mayoría, es igual de lametrastes. Se sabe que la dignidad lleva a meterse en problemas con tipos que ejercen su poder cómo déspotas. Por eso, para aquellos que tienen los cojones de adorno, ser oficialistas es lo más fácil que hay.

Años dejando que las críticas a la renovación las hagan otros, a Lindstrom le dieron sus frutos. Hace unos días el flamante gobernador Oscar Herrera Ahuad lo nombró Subsecretario de Turismo de la provincia. ¿Qué sabe Tony Lindstrom de turismo? Poco y nada. Pero se postuló dos veces a intendente de Oberá y como no le dieron los votos para llegar, los amos del feudo no quisieron pasar por desagradecidos. Ahora Passalacqua y Herrera Ahuad pueden tomar un micrófono y cantarle:

“Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado, no me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás; los favores recibidos creo habértelos pagado y si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado en la cuenta del otario que tenés se la cargás.”

Periodistas que en vez de ejercer su rol de criticar e investigar a los gobiernos, forman parte de él. Al tiempo, una porción de la sociedad observa indignada este proceso político feudal hasta hoy imparable que lleva a la tierra colorada a seguir estando colorada. Pero de vergüenza.

Mientras el poder se divierte con los ciudadanos.

“Cómo juega el gato maula. Con el mísero ratón”.

Walter Anestiades

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