Opinión

Los impresentables del chaleco turquesa

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“No soy un completo inútil. Por lo menos sirvo de mal ejemplo”, se escuchó decir en alguna de las obras del ingenioso grupo “Les Luthiers”. Vaya uno a saber si Acher, Núñez Cortés, Maronna, López Puccio, Rabinovich o Mundstock no se toparon con algún acérrimo militante de Adomis y, viéndolo en acción, sobrevino la ocurrencia.

Los impresentables del chaleco turquesa

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Escribe: Walter Anestiades

[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”6″ grid_id=”vc_gid:1547407810500-0438dfc5-a1bd-9″ include=”220309,220308″][vc_column_text]“No soy un completo inútil. Por lo menos sirvo de mal ejemplo”, se escuchó decir en alguna de las obras del ingenioso grupo “Les Luthiers”. Vaya uno a saber si Acher, Núñez Cortés, Maronna, López Puccio, Rabinovich o Mundstock no se toparon con algún acérrimo militante de Adomis y, viéndolo en acción, sobrevino la ocurrencia.

Entre los tartufos de Rovira, Stella Maris Leverberg es la que se rodeó a sí misma de la mayor cantidad de alcahuetes. Personajes cuya única relación con el talento es envidiarlo en otros, y que encontraron en la Asociación de Docentes Misioneros-Adomis-el refugio perfecto para quiénes solo pueden progresar en base al acomodo político y a cambio de arrastrarse ante el poder. En el mundo real, fuera de la protección del estado feudal, no durarían ni diez minutos.

UDPM agrupa a dieciocho mil docentes de los veintidós mil que tiene la provincia. Son dieciocho mil votos, mínimo, y dieciocho mil aplausos, mínimo, para cualquier candidato que presente la renovación.

Si Rovira ordenara postular a Bugs Bunny como senador, estos muchachos no solo lo votarían. Dirían que es un ser humano y brillante, masticarían zanahoria todo el día e imprimirían el “¿Qué hay de nuevo, viejo?” en calcomanías para pegar en los autos.

“Marilú” anda buscando que la nombren como candidata a vicegobernadora de Herrera Ahuad. Dicen por ahí que, a pesar de su deseo, ella no va a ser. De todos modos Leverberg tiene su vida económica asegurada.

Fue diputada nacional por dos mandatos entre 2007 y 2015. Ergo, cuando se jubile va a recibir un jugoso haber. Y lo logró, en buena medida, gracias al voto de los chalecos turquesa, la prenda con la que se identifican los adomistas.

Los mismos que de tan obsecuentes ni siquiera dimensionan que cuando sean ellos los que se jubilen, sus haberes serán calculados en base a lo que cobran en blanco sin importar lo que ahora reciben pero en negro. Deberán arrastrarse hasta las escuelas y seguir activos hasta que no den más porque las jubilaciones que paga el estado misionero son de las más miserables del país.

Hace poco brindaron un espectáculo digno de la peor historia del sindicalismo: aplaudieron y salieron a bancar un aumento salarial de…cien pesos.

Se puede ver a los chalecos turquesa “trabajando” en cada comicio general o en los de la CELO. O esperando el toque de trompeta para salir a defender a su faraona cuando algún lugarteniente se los ordena.

Por cierto, es un placer darles con el caño que se merecen. Porque Misiones jamás va a evolucionar mientras estas mentalidades serviles sean cuantitativamente sustantivas. Son responsables de muchos males. Empezando, nada menos, por la innegable decadencia educativa. Adherir a Rovira es más que cuestionable. Chuparle las medias ya es vomitivo.

“Es mejor reinar en el infierno que servir en el cielo”, dice el diablo en “El paraíso perdido”, un poema del inglés Milton y del siglo XVII.

Los del chalequito azul hacen algo peor.
Sirven en el infierno…[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][/vc_column][/vc_row]

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