Opinión

“¡No está fácil la cosa, no está fácil mismo!”

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Una obviedad que el propio gobernador y todos sus funcionarios repiten incansablemente. Comparable con la remanida y clásica pregunta: ¿De qué color era el caballo blanco de San Martín?.

“¡No está fácil la cosa, no está fácil mismo!”

[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”240199″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]Una obviedad que el propio gobernador y todos sus funcionarios repiten incansablemente. Comparable con la remanida y clásica pregunta: ¿De qué color era el caballo blanco de San Martín?

Hace un buen tiempo los escuchamos quejarse por la falta de recursos en la administración pública, casi como excusa para justificar todo, especialmente la absoluta falta de empatía en la aplicación de algunas políticas de gobierno.

En teoría, según el poder “misionerista”, el reiterado llanto renovador tiene fundamento y también un responsable; el desalmado gobierno nacional que les cerró el grifo, argumento discutible.

Sin embargo, más allá de las consideraciones sobre el tema; lo cierto es que los salarios de los empleados públicos tampoco fueron excelentes cuando “la cosa andaba bien”. Cuestión de prioridades y sobre todo de relatos.

Un empleado Estatal en Misiones (que no reciba tratamiento diferencial por militar activamente en el Frente Renovador) tiene un salario promedio de 20 mil pesos, con suerte. Muy por debajo de la canasta básica y cerca de la línea de pobreza que establece el INDEC.

“Ellos sí tienen plata y gran disponibilidad de recursos para andar colgando carteles y gigantografías en todos los rincones de la provincia”, sentenció el secretario general de la CTA Posadas, Marcelo Grasiadei en TVA Misiones Cuatro, al reflexionar sobre las declaraciones públicas del ministro Coordinador de Gabinete, Adolfo Pischik, que defendió los aumentos otorgados por el mandatario provincial a principio de año.

“De salarios no estamos hablando, el gobernador Hugo Passalacqua fue claro, ya se otorgó un 23 % de aumento”, confesó el ministro.

“La cosa no está fácil, como dice el gobernador”, se justificó después Pischik. Como sí esta afirmación solucionara algo. “Qué me van a hablar de amor”, diría algún empleado público.

“No hace falta que los renovadores nos cuenten lo difícil que está la realidad, a los que no llegamos a fin de mes, no hace falta que nos expliquen nada”, ironizó Grasiadei.

La política salarial del gobierno renovador es tan obvia como su propia frase de cabecera. Es decir, en tiempos de “vacas gordas” o de “vacas flacas” es igual; salarios empobrecidos.

En fin, al menos, quedará la satisfacción de saber que por primera vez se los escucha a los poderosos de Misiones quejarse de algo; que por primera vez los nuevos ricos de la provincia quizás puedan probar al menos un poco del pesar al que someten a sus trabajadores.[/vc_column_text][vc_column_text]


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