Sin dudas, en la provincia todavía abundan los malos ejemplos. Hay funcionarios públicos con jugosos sueldos e inagotables privilegios que no están a la altura del cargo, y qué por los casos que están a la vista, nunca lo estarán.
Sin embargo, afortunadamente en muchos otros ámbitos, y con salarios que quizás apenas alcanzan la línea de la pobreza; hay quiénes honran su profesión y ponen todo en juego para contribuir a mejorar la sociedad misionera.
El contraste es muy fuerte: un diputado, con una dieta por encima de los 200 mil pesos, haciendo papelones y hasta manchando la importante imagen de su investidura. Del otro lado, simples ciudadanos preocupados por pagar próxima la factura de EMSA, en ocasiones arriesgando sus trabajos y hasta su vida.