Opinión

¿Y la heladera?

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Nota de opinión del periodista Eduardo Pérez para MisionesCuatro.com

¿Y la heladera?

El amor del pueblo por los cuentos. Por el país virtual. A esta altura del año, ya está casi probado que el regreso del kirchnerismo significa el regreso del relato.

Estamos ante la reaparición de ese país que se impone; que solamente existe en la retórica. Es decir, frente al regreso de la realidad que no se vive, sino que se dibuja. Del cuento del tío, digamos.

Fíjese la realidad sino. Este kirchnerismo suavizado es asombroso. Es un gobierno mágico. Apenas están a punto de cumplir dos meses de gestión y ya lograron erradicar el hambre que se padecía hasta el 10 de diciembre en Argentina.

Al menos, eso es lo que se cuenta, eso es lo que se ve. Ya no están más las organizaciones sociales pidiendo la Emergencia Alimentaria y mucho menos cortando las calles. ¿Evidentemente tuvieron una mágica gestión contra el hambre, o no?

Alberto y Cristina son magníficos, fabulosos. En menos de 60 días, lograron que los salarios de los trabajadores alcancen a llegar a fin de mes y todo. ¡Fantástico!

Al menos eso es lo que se cuenta, es lo que se ve. Ya no hay más paros, ya no se reclama recomposición salarial, nada de eso. Es más, en marzo las clases van a comenzar en tiempo y forma, ¿qué más agregar? ¡Que exploten los aplausos para esta magnífica dirigencia política! ¡Viva Argentina!

Tantos logros en tan poco tiempo. Ahora que la heladera está llena de nuevo, el pueblo está feliz. ¿O no?

Parece que sí. Porque el mismo pueblo que estaba desencantado con la economía y el dólar a 60 pesos; ahora está súper feliz con la moneda americana cotizada a 80 pesos y con aumentos por arriba del 25 % en la canasta básica. Al menos es lo que dé cuenta, lo que se ve.

Es fantástico el kirchnerismo. Pero más asombroso es el argentino. “Mentime que me gusta”, no hay mejor refrán que explique al ciudadano. Aunque tenga hambre, mentime. Contame, asegúrame que por 6 pesitos lleno el buche. ¡Jamás dejes de mentirme, que desespero amor!

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