[vc_row][vc_column][vc_column_text]En una entrevista exclusiva con MisionesCuatro, Carlos Alberto Amarilla negó ser parte de un plan intimidatorio y difamatorio hacia la Jefatura de Policía del cual está acusado. Aseguró que le armaron una causa y teme por su vida.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]El 3 de noviembre la Policía de Misiones informó a través de un comunicado que una oficial principal, un sargento y otros dos cómplices, eran parte de un “sistemático plan intimidatorio y difamatorio virtual” hacia la Jefatura y la causa era investigada en el Juzgado de Instrucción Nº 6.
El reporte policial agregó que una investigación de varios meses arrojó como resultado que “este grupo sistemáticamente con perfiles falsos amenazaba, difamaba y alteraba el normal funcionamiento de la institucionalidad” con publicaciones en cuentas denominadas “Lealtad Azul” y “Sotomayor”.
Este lunes, el sargento Carlos Alberto Amarilla negó las acusaciones que recaen contra él y su ex esposa, además aseguró que se trata de una causa “armada” para perjudicarlo en venganza por haber denunciado anteriormente al jefe policial Manuel Céspedes. “Estoy destrozado. Tengo miedo de que me saquen mi vida, pero adopté este trabajo para estar siempre al límite”, enfatizó.
“Me han destruido la vida y el futuro de mis hijos. Hace un año que hay persecuciones y embates hacia mi persona”, aseguró Amarilla con pesar. Asimismo relató que en octubre del 2016 fue víctima de un interrogatorio violento por parte de sus superiores en oficinas de la Jefatura, después de ser retirado de la guardia que cumplía en la Comisaría Primera.
Según señaló, en la oportunidad uno de sus superiores lo intimidó diciendo: “Vos sabés que te puedo armar un allanamiento o una causa”. Durante el interrogatorio –siempre según las declaraciones de Amarilla– le exigieron que les entregue su celular, sin explicarle en ningún momento de qué lo acusaban.
Agregó que posteriormente el juez Verón dejó su despacho para trasladarse en comisión a la Jefatura policial, por pedido del comisario. También llegó el personal del área de cirbercrimen. En ese contexto, por requerimiento del magistrado, Amarilla entregó su celular para las investigaciones necesarias. Luego le quitaron la pistola y la credencial en un marco que el ex sargento consideró irregular, en el cual sintió que vulneraron sus derechos.
Al día siguiente fue convocado a firmar una notificación y se desmayó en una de las oficinas. Sostuvo que los civiles lo asistieron ante la inacción de sus compañeros policías. Expresó que le tocó observar otras irregularidades, entre ellas mencionó una negativa oficial para que su abogado pueda acceder al expediente de la causa en curso.
Como parte de la investigación, fue allanada la casa de su ex esposa y secuestraron celulares de sus hijos. Tanto Amarilla como su ex pareja -también policía- quedaron en disponibilidad de las fuerzas de seguridad y actualmente atraviesan una difícil situación económica por no contar con el sueldo que cada uno percibía como único medio de subsistencia.
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