Las elecciones de segunda vuelta en Brasil, desarrolladas este domingo, le dio el triunfo por una ventaja mínima al Partido de los Trabajadores (PT) y marca el regreso de Luiz Inácio Lula da Silva al poder. El mapa mostró un país polarizado y partido en dos, hasta geográficamente.
Jair Bolsonaro ratificó sus victorias en los dos estados más poblados del país, San Pablo y Rio de Janeiro, pero no logró estirar de una manera significativa la diferencia que había obtenido en la primera vuelta. En San Pablo, obtuvo el 55% contra 45%, casi la misma diferencia que en la primera vuelta. Eso le alcanzó para convertir en nuevo gobernador su delfín, Tarcísio Gomes de Freitas, pero no para descontar la diferencia con su rival por la presidencia.
En Río de Janeiro, Bolsonaro obtuvo una ventaja similar, llegando al 56,6% de los votos.
En los estados del sur del país, consolidó su ventaja de la primera vuelta y logró ampliarla levemente. En Paraná, donde el presidente recibió el apoyo del ex juez del Lavajato y ministro de su gobierno Sergio Moro, superó el 62% de los votos. En Rio Gran do sul, el 56%, en Santa Catarina el 69%, en Mato Grosso el 65% y en Acre, Rondonia y Roraima, estados poco poblados en la frontera occidental con Bolivia y Perú los primeros y en el Norte con Venezuela el tercero, obtuvo sus mejores resultados, superando el 70 por ciento de los votos.
En el caso de Lula da Silva, tuvo una amplia victoria en los estados del Norte que logró incluso estirar con respecto a la primera vuelta. En Bahía obtuvo el 72% de los votos, en Piauí el 77%, en Pernambuco el 67%, en Paraiba el 66%, en Marañao el 71%, en Rio Grande do Norte el 65%, Alagoa 59%.
También obtuvo una victoria mínima por algo más del 50% de los votos en Amazonas y Minas Gerais.
De cualquier manera, deberá gobernar con el Parlamento en manos de Bolsonaro y sus aliados, que también comandarán la mayoría de los gobiernos estaduales.
