Política

Durísima réplica tras la declaración de repudio al golpe en Bolivia

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Un histórico dirigente trotskista le recordó a los diputados nacionales del PJ-FPV, que en 2003, Néstor Kirchner y Lula Da Silva, enviaron a Luis D’Elía y Humberto Tumini, entre otros emisarios, para impedir una rebelión popular en Bolivia, respaldando al entonces dirigente indígena, Evo Morales.

Durísima réplica tras la declaración de repudio al golpe en Bolivia

BUENOS AIRES. Tras la declaración de repudio al Golpe de Estado en el Congreso de la Nación, donde el kirchnerismo impuso su mayoría para que se vote el texto que habían confeccionado para tal fin, el histórico dirigente trotskista Jorge Altamira (Partido Obrero – Tendencia), publicó un durísimo comunicado en el que da por tierra con el supuesto posicionamiento “progresista” (y/o indigenista) de bloque del PJ – FPV y partidos aliados.

Cuestionando la interpretación que parangona el derrocamiento de Evo Morales por el ejército, la policía y partidos conservadores, con el del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, en octubre de 2003, Altamira insistió en que el kirchnerismo y el Partido de los Trabajadores del Brasil, colaboraron con el bloqueo a una revolución popular en Bolivia –a pedido del propio Evo Morales.

El papel que jugaron Néstor y Lula en 2003

“En esa ocasión, tuvo lugar en Bolivia la mayor insurrección popular de toda su historia, y el gobierno fue salvado por Néstor Kirchner y el brasileño Lula, que reunidos en Río Gallegos mandaron una delegación encabezada por dirigentes de ‘movimientos sociales’, como fue el caso de Humberto Tumini, de Barrios de Pie, y Luis D’Elía que negociaron la sucesión del mando a favor del vicepresidente, Carlos Mesa, el candidato opositor en las elecciones recientes, evitando de este modo la victoria de la rebelión popular”, fustigó el dirigente del PO – Tendencia.

“La elección de Tumini y D’Elía para salvar al imperialismo de una victoria revolucionaria obedeció a sus vínculos con los ‘movimientos sociales’ de Bolivia, entre ellos el que lideraba Evo Morales. El ahora exiliado en México, demoró en aquel año su retorno de un viaje por Europa, tanto para evitar el liderazgo de la insurrección, como especialmente de lo contrario – enterrarla a cambio de la sucesión que se produjo en aquel momento”, recordó Altamira en una publicación en las redes sociales y algunos medios de análisis político.

“El golpe, el 17 de octubre de 2003, es el que dieron los ‘populistas’ de Brasil y Argentina contra una insurrección popular extraordinaria, con el guiño de las fuerzas armadas”, retrucó el dirigente trotskista, desnudando las incongruencias del bloque parlamentario del PJ-FPV y aliados.

¿Una advertencia del oficialismo saliente al bloque del FVP-PJ?

En esta línea, Altamira planteó que el debate parlamentario sobre si fue o no un golpe de Estado, lo ocurrido en Bolivia, fue un mero acto de pirotecnia verbal, carente de sustento y, en la práctica, sin efecto alguno. Pero además, remarcó que en el “debate” se trasluce que el oficialismo saliente está advirtiendo al kirchnerismo, sobre las consecuencias de otro intento de búsqueda de impunidad para los ex funcionarios procesados por corrupción.

“La partidocracia local se ha puesto a discutir, en Argentina, si lo de Bolivia fue o no un golpe. Los polemistas, sin embargo, no han podido levantar la puntería ni advertir las consecuencias de los sucesos bolivianos sobre el gobierno que se inaugura en diciembre”, subrayó.

“El planteo de quienes rechazan la tesis del golpe y hacen recaer las responsabilidades sobre el ‘fraude’ indigenista, es clarísimo: advierten a la coalición peronista que no repita el escenario boliviano, metiendo mano por ejemplo en Comodoro Py para interferir en los juicios iniciados al personal del gobierno precedente. O, por caso, si se atreve a armar una Conadep del periodismo, o cualquier otro populacherismo”, sentenció el dirigente del PO – Tendencia.

El gobierno de Alberto F., debilitado por el golpe en Bolivia

“El golpe militar extranjero en Bolivia debilita mucho a un gobierno que debuta debilitado por la crisis económica y social extraordinaria que debe enfrentar – la presión brutal del FMI, Trump y los fondos acreedores, por un lado, y la situación de miseria imposible de las grandes masas, por el otro. El arbitraje político que implica un pacto social puede disolverse como el hielo fuera del refrigerador. En el debate acerca de si fue sí un golpe o no, el ‘albertismo’ ni siquiera insinuó que está advertido de la implicancia internacional del golpe boliviano”, analizó el dirigente, insistiendo en la farsa kirchnerista, tras la declaración de repudio al golpe en Bolivia.

“La resolución votada en el Congreso es una farsa: simplemente no plantea la reposición de Evo Morales en el gobierno. El pronunciamiento nacional y popular es abstracto – en criollo, un verso. La diplomacia albertista no va a movilizarse por el restablecimiento del orden constitucional quebrado – hará lo que todo el mundo: pedir elecciones organizadas por un gobierno golpista fascistoide”, lanzó el histórico referente del Partido Obrero. “A los demócratas del Congreso no se les ocurrió (más bien lo tuvieron muy presente), que el golpismo boliviano es un excelente antecedente para una salida político-militar a la revolución chilena”, remató.

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