Política

Efecto Cristina: El peronismo va a elecciones en 33 frentes distintos

cargando anuncio

Se trata de la mayor dispersión en la historia del Partido Justicialista. La ausencia de un líder nacional que encolumne a los distritos y la fuerte imagen negativa de la ex presidenta, claves en el proceso. En Misiones, el PJ rompió con la Renovación y no se presenta a elecciones como tal.

Efecto Cristina: El peronismo va a elecciones en 33 frentes distintos

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Se trata de la mayor dispersión en la historia del Partido Justicialista. La ausencia de un líder nacional que encolumne a los distintos distritos y la fuerte imagen negativa de la ex presidenta, claves en el proceso. En Misiones, el PJ rompió con la Renovación y no se presenta a elecciones como tal.[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”3″ grid_id=”vc_gid:1497791014539-28e9419a-d210-10″ include=”111247,47718,43992,73365″][vc_column_text]Como nunca antes en su historia, el peronismo llegará a las PASO de agosto y las elecciones generales de octubre como integrante de 33 frentes electorales diferentes en las 24 provincias. La diversidad es tan amplia que en muchos casos el peronismo se presentará en alianzas con partidos o sectores políticos que en la provincia vecina jugarán enfrentados. En Misiones, el PJ que conduce el senador nacional Juan Manuel Irrazábal, rompió con el partido de la Renovación (fueron juntos a elecciones en 2015, apoyando a Daniel Scioli) y no se presenta a los comicios de Octubre. Es más, el propio Irrazábal, que llegó a su cargo en el senado en una lista del Frente para la Victoria, salió a criticar a su ex jefa, a quien acusó de provocar la dispersión con su frente de Unidad Ciudadana.

Este año se juega una elección legislativa a nivel nacional, en donde ningún candidato se presenta en más de una provincia. Se eligen diputados nacionales en todos los distritos y senadores nacionales en 8 de ellos, pero no hay una boleta igual en todo el país, como ocurre en las votaciones presidenciales. Por eso, los comandos provinciales de los partidos políticos nacionales pueden optar por la estrategia que mejor les convenga.

El peronismo llega a la elección de medio término fuera del poder. Desde el regreso de la democracia, eso sólo ocurrió en 1985, 1987 y 2001. Aunque degradado por las derrotas, en esos años el Partido Justicialista todavía conservaba algo parecido a una estructura nacional.

La acotada victoria Mauricio Macri sobre Daniel Scioli en el ballotage del 2015, luego de doce años de kirchnerismo, dejó al peronismo sin un líder victorioso (o con perspectiva de ganar una elección presidencial) capaz de ordenar el PJ en todo el país, o al menos en una parte significativa del territorio. La dirigente más conocida a nivel nacional es Cristina Kirchner, pero hoy su gravitación se restringe al conurbano bonaerense (sobre todo a los partidos del sur), a la Capital Federal, donde controla al peronismo porteño, y no mucho más.

La cuenta de 33 frentes con nomenclatura o vocación peronista sólo considera a las alianzas del PJ o del kirchnerismo y deja afuera a la última gran fractura del Movimiento, que protagonizó Sergio Massa. A pesar de que él mismo reconoce su genética peronista, lleva años diferenciándose del PJ.

Como suele ocurrir, la ruptura más ruidosa ocurrió en la provincia de Buenos Aires. Allí, sin incentivos palpables para permitirle a Florencio Randazzo competir en una PASO y de ese modo concederle la posibilidad de intercalar legisladores en las listas del kirchnerismo, Cristina fundó el Frente de Acción Ciudadana, sin el PJ. El uso de ese partido quedó para Randazzo, si es que finalmente decide verbalizar su intención de lanzarse a la competencia por una banca de senador nacional. El territorio bonaerense, que solía ser la fortaleza inviolable del peronismo, ahora es su peor pesadilla: de las últimas cuatro elecciones en ese territorio, perdió tres.

En la Ciudad de Buenos Aires, el kirchnerismo y el PJ irán juntos, aunque sus candidatos se enfrentarán en una de las pocas PASO competitivas que habrá en agosto. Esa unidad, sin embargo, no les servirá para ganar: todas las encuestas conocidas pronostican un triunfo cómodo del oficialismo en el distrito.

En Córdoba, el kirchnerismo armó el Frente Córdoba Ciudadana para oponerse al oficialismo de Unión por Córdoba, donde manda el PJ del gobernador Juan Schiaretti y su antecesor José Manuel De la Sota.

Santa Fe es otra de las provincias en las que habrá un peronismo unido, aunque esa confluencia, siempre según los sondeos preelectorales, no le alcanzará para salir del tercer lugar.

En Mendoza, la quinta provincia según el número de electores, el Frente Somos Mendoza logró reunir al PJ y al kirchnerismo. Es otro de los distritos en los que la unidad no parece alcanzarle al peronismo para derrotar a Cambiemos.

En los distritos con menos población, la situación es parecida. Seis de ellos -Tierra del Fuego, Jujuy, Chubut, La Rioja, Catamarca y Salta- muestran la fractura entre PJ y el kirchnerismo. En la última de esas provincias, incluso, se observa una dispersión aún mayor: el propio kirchnerismo no consiguió ponerse de acuerdo y entonces habrá dos frentes distintos de esa tendencia.

En Misiones, la situación es variopinta: el PJ (Partido Justicialista), con sus autoridades cuestionadas y “Juanchi” Irrazábal como “conductor”, rompió con el partido de la Renovación y ni siquiera se presentó como tal ante la justicia electoral -en 2015 fueron juntos en la Alianza Frente para la Victoria, apoyando la boleta presidencial de Daniel Scioli. Inclusive, Irrazábal culpó a Cristina por la dispersión, con fuertes cuestionamientos a la que fue su jefa “indiscutible” hasta diciembre del 2015, cuando dejó el poder –cabe recordar que “Juanchi” llegó al senado con una lista del FpV.

Otros espacios peronistas como Unión Popular –espacio que siempre mantuvo su postura de rechazo al kirchnerismo-, competirá en Octubre como partido de distrito, con candidatos nacionales, provinciales y municipales. Del otro lado, el Movimiento Evita y otros espacios kirchneristas mantienen alianzas políticas con partidos como el PAyS. Y después están los dirigentes del sindicato de Camioneros que se autodefinen (autoperciben) como peronistas y formaron una alianza con los radicales K de Vanguardia y el partido Trabajo y Progreso -de origen PRO y después cercanos al sciolismo.

Así las cosas, es muy probable que Cristina Kirchner, al convertirse en candidata, consiga los ansiados fueros parlamentarios para protegerse del avance de las múltiples causas por corrupción y lavado de dinero que la tienen jaqueada. Pero como gran parte del peronismo no quiere quedar ligado a la ex presidenta, a espacios como La Cámpora y Miles (de Luis D’Elía) y a ex funcionarios con causas de corrupción como Julio De Vido y Amado Boudou, no queda otra opción que la ruptura. Desde ya, la dispersión favorece a los oficialismos.

(Fuente: Clarín)[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][/vc_column][/vc_row]

Comentarios