[vc_row][vc_column][vc_column_text]“En casa de herrero, cuchillo de palo”, dice el refrán. Misiones es el ejemplo. Insólitamente, en la provincia de la yerba mate, de la madera, del té y del turismo, entre otros, el mayor empleador resulta ser el Estado.[/vc_column_text][vc_column_text]POSADAS. De acuerdo a las estadísticas nacionales, en los últimos años, por cada nuevo empleado en el sector privado registrado se generaron cuatro empleos públicos.
Año a año los informes del Ministerio de Trabajo reflejaron con claridad el cambio de paradigma laboral en todos los niveles del Estado.
Pero en Misiones este proceso de aceleró. Según el contador Raúl Karaben, el promedio internacional en distribución de empleos es de tres a uno. Es decir, por cada tres puestos de trabajos en el sector privado solo existe un trabajador público.
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Sin embargo, esta proporción está invertida en la provincia. El propio ministro Coordinador de Gabinete, Adolfo Pischik, reveló que Estado es “el gran regulador en lo que hace a la movilidad económica”.
Es decir, dijo expresamente que “el Estado toma el 53%” de la mano de obra disponible en el mercado laboral de la provincia. Y por si quedaban dudas, fue más claro aún, reconoció que “el comercio es el segundo gran empleador junto con las industrias”.
Estos datos oficiales que difundió Pischik evidencian la nueva política laboral de Misiones. Un gran Estado generador de puestos de empleos en detrimento de los sectores productivos y de servicios en el territorio provincial.
Esta lógica laboral explica la “voracidad” fiscal del gobierno Renovador. En este sentido, Karaben señaló que como consecuencia directa del modelo “misionerista” el sector privado se achica cada vez más.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]
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