[vc_row][vc_column][vc_column_text]Después del escándalo mediático por el cruce de la diputada provincial del partido de los Camioneros con un conocido locutor radial de Posadas, surgió un debate sobre la utilización política de la imagen de una niña con hidrocefalia. Rojas llevó dos latas de leche en polvo y tres paquetes de pañales a la familia de la beba, con la que posó sonriente, mostrando una muñeca.[/vc_column_text][vc_media_grid element_width=”6″ grid_id=”vc_gid:1495812068570-b081d3f9-7d8b-1″ include=”107520,107521″][vc_column_text]POSADAS. La controversia entre la diputada provincial Silvia Rojas [Cultura Educación y Trabajo, el partido del sindicato de Camioneros, ahora Frente UNA], sus pares del Frente Avancemos y de la Renovación, con un conocido locutor radial de Posadas, pusieron sobre el tapete el problema de los límites éticos en las campañas electorales. A principios de Mayo, Rojas se acercó a la familia de una beba con hidrocefalia, a quienes les donó pañales y leche en polvo. Evidentemente mal asesorada, Rojas posó con la niña y se sacó fotos sonriendo y sosteniendo una muñeca Barbie en la mano.
Esta actitud fue criticada sin miramientos por el locutor, que días después fue cuestionado por todo el arco del frente filo-rovirista Avancemos y dirigentes nacionales del Frente Renovador de Sergio Massa –Rojas integra ese espacio nacional. Y en la Cámara, los diputados renovadores con Noelia Leyría y los de Avancemos con María Losada a la cabeza, cuestionaron al periodista, por los insultos que consideran enmarcados en la violencia de género. Pidieron una sanción por parte de los organismos encargados de hacer que se cumpla la Ley de Protección del Derecho a la Comunicación. Y pidieron una intervención del Inadi por discriminación de género.
Sin embargo, el caso puso de relieve el problema de los límites éticos en las campañas electorales y, más precisamente, si corresponde que un dirigente que impulsa candidaturas esté tomándose fotos con niños que están afectados por alguna discapacidad. Si Rojas está interesada en el bienestar de la niña, no hacía falta hacer publicidad de las donaciones que realizó, ni mucho menos, sacarse la típica foto de campaña del funcionario o legislador con la persona necesitada de asistencia. Podía asistir sin figurar y para la familia, habría sido lo mismo. O podría acompañar el reclamo por la ausencia del Estado, sin adoptar un protagonismo que no le corresponde y protegiendo a la menor. De hecho, Rojas presentó un proyecto para la creación de guarderías para niños con discapacidad, pero el proyecto terminó opacado por el escándalo mediático suscitado entre la diputada moyanista y el locutor radial.
En cambio, si Rojas buscaba generar un hecho mediático, la foto era fundamental, porque independientemente de las críticas del cronista, resulta muy chocante la utilización electoral de la imagen de un niño/a. Nuevamente, el problema de los límites: hasta dónde es lícito que un candidato o dirigente político haga utilización de sus actos “solidarios” y de imágenes con niños y/o personas en estado de vulnerabilidad.
Por otra parte, una de las críticas a los agravios contra Rojas gira en torno a la violencia de género y paradójicamente, ese planteo deja en un segundo plano el problema de la vehiculización de imágenes estereotipadas y discriminatorias de la mujer, implícitas en las muñecas Barbie como la que Rojas exhibió en la foto que detonó la polémica. Es decir, Rojas, María Losada y Leyría repudiaron los agravios del locutor que según ellas iban dirigidos a todas las mujeres que hacen política partidaria, considerando este hecho, una forma de violencia sexista. Pero no pusieron en cuestión las imágenes de las muñecas tipo “Barbie”, como la que mostró Rojas en su acto “solidario”.
En cualquier caso, el hecho mediático de la pelea entre Rojas y el periodista, también sirvió para mostrar el abroquelamiento y cercanía entre la Renovación y Avancemos en la Cámara de Representantes.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][/vc_column][/vc_row]
