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El Senado rechazó el proyecto del aborto legal

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La votación fue por 38 a 31, con dos abstenciones, con lo que cayó el proyecto y no volverá a tratarse este año. Maurice Closs y Magdalena Solari, fueron los misioneros que votaron en contra de la iniciativa, en tanto que Humberto Schiavoni, lo hizo a favor de la despenalización. Fracasaron las negociaciones para un texto alternativo. Hubo enfrentamientos con la policía. La vicepresidenta, Gabriela Michetti, festejó la caída del proyecto diciendo “vamos todavía”.

El Senado rechazó el proyecto del aborto legal

[vc_row][vc_column][vc_column_text]La votación fue por 38 a 31, con dos abstenciones, con lo que cayó el proyecto y no volverá a tratarse este año. Maurice Closs y Magdalena Solari, fueron los misioneros que votaron en contra de la iniciativa, en tanto que Humberto Schiavoni, lo hizo a favor de la despenalización. Fracasaron las negociaciones para un texto alternativo. Hubo enfrentamientos con la policía. La vicepresidenta, Gabriela Michetti, festejó la caída del proyecto diciendo “vamos todavía”.[/vc_column_text][vc_single_image image=”191186″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]CAPITAL FEDERAL. No hubo sorpresas: el Senado rechazó la ley del aborto con 38 votos en contra y 31 a favor, una tendencia que se afirmó hace una semana y no pudo ser revertida en negociaciones de último momento que cesaron por la tarde y que incluyeron una fantasiosa propuesta del santafesino Omar Perotti de tratar un nuevo proyecto de “consenso”, luego que se rechazara la media sanción enviada desde la Cámara de Diputados.

Los senadores “misioneristas” Maurice Closs y Magdalena Solari Quintana, cumplieron con lo que prometieron a los grupos pro-vida y votaron en contra del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Para grupos feministas y de defensa de los derechos humanos de todo el país, Solari, Closs y los demás 36 senadores que hicieron caer el proyecto, pasaron a la historia como garantes de los abortos inseguros.

En tanto que el senador Humberto Schiavoni (Cambiemos), uno de los primeros en definirse a favor de la despenalización, también cumplió con lo anticipado y votó a favor del proyecto que resultó rechazado y ya no será tratado en lo que queda del año.

Los senadores que impulsaban la despenalización, bajaron los brazos entrada la noche, cuando Miguel Pichetto y Humberto Schiavoni, jefes de bloque del Justicialismo y el PRO -decididos a votar a favor-, consideraron inviable apelar a un artilugio reglamentario para tratar esos proyectos alternativos presentados por Perotti y la neuquina Lucila Crexell, que decía arrastrar cinco votos, uno de ellos el del salteño Rodolfo Urtubey. Tanto Crexell como Perotti, se abstuvieron.

La neuquina proponía habilitar el aborto hasta la semana 12 sin mayores regulaciones, no muy distinto a la última versión redactada por los verdes con los retoques de los cordobeses que no había logrado mayoría para firmar dictamen. Perotti, que coqueteó hasta último momento con su voto, planteó despenalizar a las mujeres que interrumpen su embarazo y convoco “a todos los senadores a quedarse y a tratarlo”. Nadie lo tomó en serio.

Pichetto y Schiavoni entendieron que las negociaciones de último momento lideradas por Perotti no llegarían a nada y aceptaron perder. El aborto deberá tratarse en otros proyectos el año que viene y volver a pasar por Diputados.

Quedó pendiente la propuesta de una consulta popular, que los verdes habían evaluado como última alternativa, pero lo cierto es que a diferencia de Diputados, en el Senado no existió una comitiva que trabaje en variantes múltiples para que la ley se sancionara. Y la ley se cayó.

Hubo una excesiva confianza a sumar votos con las promesas del ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, quien prometió que el Estado nacional financiaría el uso de la droga abortiva Misoprostol y se permitiría la objeción de conciencia institucional. Pero no sedujo a nadie y se ganó la furia de los legisladores de Cambiemos.

Cuando ya estaba claro que el aborto no iba a ser sancionado, Macri emitió un comunicado con una declaración que intentó quedar bien con unos y otros: “no importa cual sea el resultado, hoy ganará la democracia”.

Pichetto no la dejó pasar en su discurso: “Los grandes cambios cuando se producen es por un fuerte decisionismo. La opinión del Presidente no puede ser abierta cuando se instala un debate de estas características. Debería haberse jugado un poco más para que la ley saliera”.

Con la ausencia de la puntana Eugenia Catalfamo (de licencia por embarazo y declarada a favor) el rechazo consolidó los 38 votos que había garantizado temprano, con el anuncio del tucumano José Alperovich. Era uno más que la mayoría simple.

“Lloremos hoy y mañana volvamos a empezar”, tuiteó la macrista Silvia Lospennato, referente de las diputadas que lideraron la campaña a favor de la ley, que no tuvieron un día fácil.

Les impidieron presenciar la sesión e intentaron negociar propuestas alternativas que no resultaron. El Senado también es conservador en sus métodos y hay una tensión en los bloques por temas como la habilitación de allanamientos a Cristina Kirchner, que complica improvisar negociaciones cruzadas.

El campamento celeste, que aguardaba sobre calle Yrigoyen, celebró el rechazo con fuegos de artificio pero los líderes instruyeron por megáfono retirarse rápido y evitar enfrentamientos. Sobre Rivadavia hubo incidentes y algunos detenidos en la desconcentración de la militancia verde, ante un férreo operativo policial. Hablaban de ocho detenidos.

Alrededor de las 20 horas Gabriela Michetti sugirió votar a las 22 para evitar incidentes, pero hicieron fila para atacarla y la sesión siguió hasta las 3 de la mañana. Atrás quedaron 5 meses de debates, casi un millar de oradores, la media sanción en Diputados tras debatir casi un día que fue tirada por la borda en el Senado, donde la ola verde había tomado la delantera pero se deshizo con el correr de los días, bajo la discreta pero intensa presión de la Iglesia Católica, que supo moverse en el Palacio y en la calle.

Hace un mes Pichetto y Schiavoni apuraban la sesión para sancionar la ley rápido, luego negociaron cambios para devolverla al Senado y se quedaron sin los votos y la mandaron a archivo. No podrá tratarse hasta el año que viene y desde cero, o sea, un nuevo texto y otro paso por comisiones de ambas Cámaras. En un año electoral, nadie se imagina con ganas de pasar por esos trajines.

“El siglo 21 es de la mujer y el que se queda afuera se queda afuera de la historia. La religión no puede imponer normas en un Estado laico”, se indignó Pichetto, que apuntó por igual contra “la Iglesia Católica” y contra “los credos evangélicos que juegan con la inocencia de la gente”.

Fastidioso, le reconoció a Mauricio Macri habilitar el debate pero le recriminó no tener una posición firme. “El No gana esta noche, pero el futuro no les pertenece”, cerró.

Un rato antes había aparecido Cristina, que bloqueó el debate por el aborto en sus 8 años de presidenta pero como opositora se sumó al cambio. “Vamos a acompañar está media sanción tal como anunciamos el 15 de junio”, ratificó e ignoró que Silvia García Larraburu, de su bloque, que anunció días atrás su votó en contra y marcó el inició de la caída de la ley.

“Nunca es gratis oponerse al status quo”, dijo para solidarizarse por los escraches a su compañera Nancy González. Pareció ironizar sobre sus avatares judiciales.

“Se puede estar de acuerdo o no, pero estamos rechazando un proyecto sin proponer nada alternativo, y la situación va a seguir siendo la misma. No me convenció mi hija feminista. Me hicieron cambiar de opinión las miles y miles de chicas que se volcaron a la calle. Yo voto por la vida siempre. Como cuando voto contra las políticas económicas que le hacen mal a la gente”, completó la ex jefa de Estado. “Dentro de 15 años voy a tener 80 y mis nietas estarán en cuatro y quinto año. No quiero que me pregunten que hice cuando fui senadora”, agregó.[/vc_column_text][vc_single_image image=”191189″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]Los celestes festejaron con un discurso de Silvia Elías de Pérez, la radical tucumana que volvió incrédula de presenciar aquella sesión de Diputados que aprobó el aborto legal, armó el grupo de senadores que promovió el rechazo, presionó a los expositores en las audiencias, juntó los votos y se convirtió en la ganadora de la noche.

“Ni fascista ni retrógrada. Yo estoy a favor de la vida”, le recitó sonriente a Pichetto. “Soy de las que cree que la dignidad humana no tiene banderas políticas y que nada justifica que la vida quede a merced de nada ni de nadie”, agregó.

“¿Por qué elegir? ¿Por qué no legislar para la mujer y para el niño por nacer, para que todos los argentinos en este bendito país tengan su vida protegida?”, cerró la tucumana.

Le contestó su correligionario Luis Naidenoff. “Desde 1921, con la última versión del Código Penal, no hay mujer que deje de abordar. Están las que pueden pagar y las otras que parecen que no interesan. Una muerte evitable debería movilizarnos”, dijo el formoseño que tuvo un duro cruce con Michetti, quien sin percibir que los micrófonos estaba abiertos lo trató de “pelotudo”.

Otro radical, Mario Fiad, había iniciado el debate a las 10 de la mañana, 17 horas antes. “El derecho a la vida está por convertirse en el más débil de los derechos”, fue una de sus frases inaugurales. Le siguió una ola de discursos con la Iglesia como protagonista y varias intervenciones emotivas.

“Se aborta clandestino y también se aborta en los sanatorios. Trabajé 18 años en un sanatorio y veía los libros donde decían legrados uterinos, muchos más de los que ustedes se imaginan. He visto chicos recién nacidos que eran anencefálicos y que han obligado a sus madres a tenerlos. Quería cambiar el proyecto, pero me dicen no. ¡Acá todo es no!”, perdió el control la tucumana Beatriz Mirkin. “Tengo miedo que le haga mal hablar así”, se asustó Michetti.

La vicepresidenta tuvo un día largo y no pasó desapercibida. Se enfrentó varias veces a senadores que no respetaban los tiempos y esta vez no conseguía quien la defendiera. Luis Naidenoff, el jefe de la UCR, le salió al cruce cuando cortó a Pamela Verasay, referente verde. “Qué pelotudo”, se le escuchó decir fuera de micrófono.

Sobre el final Pino Solanas le achacó que no dejó entrar a Nora Cortiñas –la histórica referente de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora- y le exigió a gritos que dejara hablar a su par Magdalena Odarda. Cuando el rechazo se votó, se la escuchó festejar con un “Vamos todavía”. No se contuvo.

La macrista Gladys González se quebró. “Han sido muy difíciles para mi todos estos meses, porque me di la oportunidad de la reflexión. Y lo digo con el corazón: sueño para las mujeres que nunca tengan que tomar la difícil decisión de interrumpir su embarazo. Pero si deciden hacerlo quiero que lo hagan seguras, acompañadas, que lo hagan con el amor que se necesita para atravesar ese difícil y doloroso momento. Me hago cargo. No quiero mirar para otro lado”, sentenció.

Inés Blas, la catamarqueña que Pichetto creyó poder convencer y no pudo, ofreció la renuncia a la banca de la Mujer que preside. “No nos respetan como católicos”, se ofendió Adolfo Rodríguez Saá. Las cartas están echadas. El aborto legal quedará para otra época”, manifestó.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]

LPO/jmm.

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