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Vuelve el kirchnerismo y sus golpes a la Justicia y a los medios

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El Gobierno argentino muestra la versión más radical con sus últimas decisiones y movimientos

Vuelve el kirchnerismo y sus golpes a la Justicia y a los medios
Foto ilustrativa vía Twitter

Argentina es un país pendular, un lugar en el que, apelando a terminología policial, el asesino siempre vuelve al lugar de los hechos. Pueden ser los peronistas o los no peronistas, pero el asunto es que la historia se repite. Una y otra vez. El país vive “entrampado en un juego imposible”, según definió recientemente el analista político Jorge Liotti, que destaca “las limitaciones de un sistema atrapado entre dos polos alternativamente capaces de vetar los proyectos de los otros, pero sin recursos suficientes para imponer de manera perdurable los propios”.

Hoy, con el kirchnerismo -la variante más radical del peronismo- nuevamente en el poder tras cuatro años en los que gobernó Mauricio Macri, un clásico de los “K” regresó: su obsesión con la justicia y los medios de comunicación, algo que ya se había visto durante los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).

Bien firme hoy en la vicepresidencia y la presidencia del Senado, Cristina se está mostrando una vez más como la persona más poderosa del país. Y como una mujer con fortaleza de carácter: con solo diez meses en el cargo, la vicepresidenta avanza firme y sin pausa en desmontar las múltiples causas judiciales por corrupción y lavado de dinero en las que está procesada.

Esta semana, sonriente en el Senado, vio como la mayoría peronista desplazaba de sus cargos a los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli. No son jueces conocidos por el común de los argentinos, pero sí muy peligrosos para Cristina, porque tuvieron o tienen en sus manos causas muy importantes, entre ellas las de los “cuadernos de la corrupción”, una fabulosa y multimillonaria trama de sobornos en la obra pública en la que se señala a la viuda de Kirchner como jefa. Los tres jueces están ahora en un limbo, ya que se los devuelve a sus anteriores cargos, hoy ya ocupados por otros colegas.

Tanto los magistrados como la oposición reclaman la intervención de la Corte Suprema de Justicia, que, como es habitual, se tomará su tiempo para decidir si lo hace y dar a conocer una decisión. Pero Cristina se anotó un tanto, nadie duda de eso.

Todo esto sucede en el contexto de la reforma judicial que anunció un Alberto Fernández crecientemente “cristinizado” y que rompió casi todos los puentes con sus rivales políticos. Primero le quitó una jugosa tajada de los fondos federales al opositor Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, para dárselos a Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires y delfín de Cristina. Días después, un alcalde peronista denunció a Macri por presuntamente violar el aislamiento obligatorio: la casa de fin de semana del ex presidente fue allanada.

Fuente Diario El Mundo

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