POSADAS. Mientras el Gobierno educativo provincial se muestra en las redes sociales reparando y poniendo en condiciones escuelas y colegios, hay instituciones a escasos kilómetros del centro de la ciudad, en total abandono.

Tal es el caso de la escuela provincial Nº 717, de chacra 96 ubicada sobre calles 95 y Oberá, donde la vicedirectora María Esther Kruchowski denunció hechos de inseguridad y graves falencias en las condiciones edilicias.

“Están haciendo protocolo en la oficina, quisiera que vayan a la escuela”, criticó con dureza la docente a las autoridades educativas de la provincia, en relación a los protocolos sanitarios y puesta en condiciones de las instituciones.

Según comentó, las condiciones edilicias de la escuela Nº 717 son pésimas. Al parecer, cuentan con una curricula de 200 estudiantes en ambos turnos, pero solamente cuentan con cinco salones donde funcionarán desde el primero al séptimo grado y “lógicamente” les es imposible cubrir el cupo, el distanciamiento y poder llegar a todos con el dictado “normal” de clases.

Pero no es todo, a los problemas de espacios se suman precarias condiciones de las conexiones eléctricas. Al parecer, según la denuncia de la docente, los cables son “viejos” y “finitos” lo que hace que los focos explotan. Llamativamente, las lámparas son repuestas por los propios docentes, que también se hacen cargo de los costos de internet.

Finalmente, Kruchowski comentó que el colegio está lindante a una guardería con problemas de cloacas. Durante los días de lluvia “la caca flota por el pasillo, hasta el frente de nuestra escuela”, precisó.

Kruchowski cruzó duramente el discurso político de las autoridades educativas de la provincia que, en las redes sociales, se muestran trabajando para poner en condiciones los colegios de cara al ciclo lectivo 2021, pero, según la denuncia de la docente, los pedidos de refacciones son previos a la pandemia y “los establecimientos públicos, nunca jamás fueron arreglados”.

En el cierre, la vicedirectora se atrevió a bromear con un tema particularmente preocupante, la “persecución docente”. “No sé qué me va a pasar”, bromeó sobre sus declaraciones y denuncias públicas.