POSADAS. El Padre Alberto Barros expresó su hondo pesar por el fallecimiento de Cristina Vázquez, contó que la vio por última vez el día lunes, “Estaba preparando ropa para llevar a distintos barrios”, reveló.
Barros recordó que la conoció 12 años atrás cuando estaba detenida en la Alcaidía de Mujeres. “Fue una relación de mucha confianza, de cercanía y amistad”, reveló.
Vázquez había recuperado la libertad en el mes de diciembre, tras 11 años de prisión por un crimen que no había cometido y se encontró a la deriva. “Después de esta sentencia injusta que tuvo que soportar durante tantos años, en enero me pidió la posibilidad de un trabajo. Me decía: ‘Estoy libre, pero no tengo nada’. Estaba desorientada”, comentó el Padre Barros. “La justicia misionera le acertó un golpazo terrible”, sostuvo.
Barros contó que luego de esto, Cristina ingresó a trabajar en Cáritas, “fue un mínimo de reparación. Tenía mucho miedo al prejuicio, a la condena social, quería estar donde yo estuviera”, comentó.
“Nunca tendría que haber estado detenida. Nunca hubo pruebas para esa condena. Fue víctima del sistema y una justicia que nunca reconoció la equivocación”, cuestionó Barros.
Dolor y empatía
A la hora de recordarla, Barros describió a Cristina Vázquez como “alguien con un gran corazón y una gran bondad”.Y destacó: “Siempre se entusiasmaba cuando íbamos a algún barrio, su cercanía con la gente más pobre. Era una sufriente más que, empatizaba rápidamente con el dolor de la gente y quería ayudar”.
“Se ve que, le fue difícil remontar su vida, tan atravesada por el dolor”, expresó.